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ETA

El Gobierno recupera la guerra de Iraq para frenar el ‘efecto De Juana’

Por Enrique García García Tiempo de lectura3 min
España11-03-2007

“Los más grave de las palabras de Rajoy fue lo que no dijo al no hacer ninguna mención a las víctimas del 11-M”, “los asistentes a la manifestación fueron la mitad de los muertos en la Guerra de Iraq”, “la marcha estuvo por debajo de las expectativas”. Argumentos como estos fueron los esgrimidos por el PSOE a la hora de contrarrestar el efecto generado por la convocatoria del PP en Madrid en contra de la concesión de la prisión atenuada al etarra Iñaki de Juana Chaos.

Tanto el PSOE como el Gobierno no tardaron en hacer frente a la manifestación reprochando al PP la ausencia de referencias a las víctimas de los atentados de Atocha cuando se cumplían tres años de la matanza. El primero fue el portavoz socialista en el Congreso Diego López Garrido quien aseguró haber echado de menos un recuerdo a los fallecidos en la masacre. Asimismo y cuando todavía no se conocían los datos de asistencia ofrecidos por la Delegación de Gobierno, el dirigente socialista ya se aventuró a señalar que la convocatoria popular había estado “por debajo de las expectativas”. Más allá fue el secretario de Organización del partido, José Blanco, quien recurrió a una comparativa con la guerra de Iraq para decir que “los asistentes a la marcha contra la política antiterrorista del Gobierno fueron la mitad de los fallecidos” tras la intervención de EE.UU. contra el régimen de Sadam Husein apoyada por el Gobierno del entonces presidente José María Aznar. Tan sólo un día antes de la manifestación, el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido manifestó sus dudas acerca de la conveniencia de este tipo de concentraciones teniendo en cuenta que “ya casi no hay víctimas de terrorismo”. La manifestación convocada por el Partido Popular contra la concesión del segundo grado penitenciario a De Juana fue motivo de batalla entre Gobierno y oposición durante los día previos. Los dos principales partidos se cruzaron duros reproches en relación a la utilización partidista de las víctimas del terrorismo. La semana entró con el recordatorio mutuo de errores en política antiterrorista, lo que evidencia más si cabe que la idea de no utilizar la lucha contra el terror como arma política es, cada día, más utópica. El PSOE se defendió de las críticas de la oposición sacando a relucir las cifras de etarras excarcelados o acercados al País Vasco durante la etapa del Gobierno Aznar, a lo que los populares replicaron preguntando al Gobierno sobre el caso de los GAL y la guerra sucia contra ETA cuyo descubrimiento y depuración judicial de responsabilidades derribó al Ejecutivo socialista de Felipe González. A modo de contraataque surgió desde el PP la petición de que el presidente dedicara un pleno completo del Congreso a explicarse por el llamado Caso De Juana. El Gobierno desestimó está idea por excesiva, accediendo sólo a dar explicaciones sin ocupar el pleno entero para el tema. El sábado se produjo la esperada manifestación en la que la guerra de cifras rompió el fuego sobre las 21:45 de ese mismo día, cuando la Comunidad de Madrid, gobernada por la popular Esperanza Aguirre, anunció que la asistencia –una vez descontado mobiliario urbano y espacios públicos no ocupables por los manifestantes- era, nada menos, que de 2.125.000. Mientras que la delegación del Gobierno tendió a dar cifras mucho menores. En este caso, dicho organismo habló de unos 342.665 asistentes, lo que supone una diferencia de 1.782.335 personas que o faltan o no están. Cabe destacar que cuando el concejal del PP Miguel Ángel Blanco fue asesinado por ETA, la manifestación celebrada en la capital congregó en torno a un millón de personas, lo que, ya entonces, se consideró un hito de asistencia en toda la democracia.