CHIPRE
Las autoridades grecochipriotas derriban el muro que separa Nicosia
Por Luis Miguel L. Farraces
3 min
Internacional11-03-2007
Casi 20 años después de la caída del Muro de Berlín, de manera algo rezagada, la pasada semana comenzaba la demolición del último muro que divide la capital de un Estado en el mundo, el de Nicosia, en Chipre. El Gobierno grecochipriota inició el desmantelamiento de la pared que sigue la línea verde que separa la zona de influencia turca de la helena en la ciudad. Pese al paso dado con la demolición, el muro social que separa a turcochipriotas y grecochipriotas aún no será fácil de derribar.
Y es que pese a que el presidente grecochipriota, Tassos Papadopulos, anunciase con satisfacción el desmantelamiento de su puesto de control, aseguró que “ningún civil cruzará la barrera hasta que las tropas turcochipriotas no sean retiradas y los edificios de ambos lados no sean reforzados”. No obstante, el gesto conciliador de los helenos podría suponer el inicio de las conversaciones con las autoridades turcas para terminar de abrir el casco histórico de la capital, separada desde el año 1974 cuando Turquía invadió la zona norte de la isla. Solventar las tensiones entre ambos lados debería ser un objetivo prioritario para el Gobierno otomano dado que el status quo de Chipre es uno de los principales escollos para la entrada del país de la media luna en la Unión Europea. Las labores de desmantelamiento del muro comenzaron el jueves de la pasada semana sin previo aviso, y dejarán libre la calle peatonal de Lidras, que precisamente fue testigo de los primeros enfrentamientos violentos entre greco y turcochipriotas a finales de la década de 1960. Sin embargo, la mítica vía del centro de la ciudad continuará cerrada al tránsito hasta que se desmilitarice la zona turcochipriota y se limpie de minas el perímetro, algo que refleja la magnitud de las antiguas tensiones entre ambos lados del muro. Tras el muro físico, el muro social Pese a la destrucción paulatina del muro de Nicosia, la isla de Chipre sufre una fractura social muy aguda entre prohelenos y proturcos que viene desde mediados del siglo pasado. Chipre consituyó parte del Imperio Británico desde 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Tan sólo una década después el conflicto social con la metrópoli iría in crescendo azuzado por las comunidades grecochipriota (la mayoritaria) y turcochipriota, que exigían la unión de la isla con Grecia y Turquía respectivamente. Pese a todo, las disputas entre las dos etniras de la isla no fueron excesivamente relevantes hasta la independencia de ésta en 1960, año en el que se creó una Constitución para Chipre que equilibraba los poderes entre ambas comunidades (algo similar al sistema político libanés que aglutina a cristianos, suníes y chiíes). A mediados de la deácada de 1960, las espirales de violencia entre las congregaciones ya estaban a la orden del día. Con la tensión como nota predominante en la vida política de la isla, en 1974 un grupo favorable a la anexión griega de Chipre dio un golpe de Estado contra el Gobierno mixto que desembocó en la invasión de Turquía del norte de la isla. Las autoridades otomanas crearon desde entonces la República Turca del Norte de Chipre, un Estado que tan sólo es reconocido por Ankara y que desde entonces ha vivido de espaldas a la zona grecochipriota con instituciones propias. Pese a que en los últimos años se han sucedido los gestos de distensión entre ambos sectores, coincidiendo con la entrada de la zona grecohipriota en la Unión Europea. En 2004 se convocó un referendo por la unión de ambas zonas impulsado por Naciones Unidas que sin embargo se topó con el rechazo del 76 por ciento de los grecochipriotas, lo que no augura una reunificación próxima entre dos zonas con lengua y religiones enfrentadas y que tienen notables diferencias económicas.