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PRECIOS

La inflación crece un 16 por ciento desde la entrada en vigor del euro

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía11-03-2007

Enero de 1961. Cuba y Estados rompen relaciones diplomáticas. Se avecina la crisis de los misiles. Mientras, España inicia, bajo el gobierno de Francisco Franco, la época del desarrollismo, caracterizada por un acelerado crecimiento económico. Entre esta fecha y enero de 2007, planea una cifra: un repunte del 3.095 por ciento en la inflación, calculada según el sistema establecido en 2006.

Y entre enero de 2002, momento en el que entró en vigor el euro, y enero de 2007, se plantea otro relevador dato: un aumento del 16 por ciento en el Índice de Precios al Consumo (IPC), lo que arroja una media de subida de algo más del tres por ciento anual en los últimos cinco años. Revisar la evolución del IPC desde la fecha en que se tiene constancia de éste –enero de 1961, según las cifras facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE)- arroja otra serie de curiosas magnitudes. Por ejemplo, entre la inflación de enero de 1976, cuando España despertaba mirando hacia la democracia, y la actualidad, hay una diferencia porcentual de un 854 por ciento. Desde 1986, año de la incorporación de España a la entonces Comunidad Económica Europea, hasta 2007, los precios se han encarecido un 131 por ciento. Mientras que, entre enero de 1993 –año de la resaca tras los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y Capitalidad Cultural Europea de Madrid- y 2007 hay un escalón del 55 por ciento. El sistema de cálculo del IPC ha sufrido recientemente una renovación. La nueva base de esta estadística la forman ahora 491 artículos de consumo, frente a los 484 anteriores, y los datos se recogen en 177 municipios (las 52 capitales de provincia y 125 localidades más), 36 más que con el método de 2001. Además, entre los productos que configuran la cesta de la compra se ha dejado paso a elementos “en auge” –según el INE- como los alimentos infantiles y dietéticos, las operaciones quirúrgicas de cirugía estética y corrección de la miopía y los servicios de fisioterapia y homeopatía. Sin embargo, para los consumidores, el IPC, índice en el que se apoya la subida de los salarios y las pensiones, no representa el verdadero encarecimiento del coste de la vida. La principal crítica hacia el grado de realismo de este indicador se basa en que, en el apartado de vivienda, tan sólo se incluyen los gastos de mantenimiento y alquiler y los consumos energéticos, pero no la compra de un hogar, partida que representa un alto endeudamiento para las familias. “Con la subida del Euribor y de la vivienda estamos perdiendo cada año poder adquisitivo, pero parece que esto no importa a nadie. Ni siquiera a los medios de comunicación”, señalaba hace pocos días un usuario de Internet en un foro.