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ORIENTE PRÓXIMO

El año 2006 acaba sin noticias de paz entre israelíes y palestinos

Por Salvador Martínez MásTiempo de lectura3 min
Internacional31-12-2006

“Resulta imperativo infundir esperanza y cultivar la paz y la estabilidad en la región”, mantenía en un artículo de opinión Nadav Tamir, el cónsul general de Israel en el Estado americano de Nueva Inglaterra, en la última edición de este año de The International Herald Tribune.

Junto con esta evidente necesidad, Tamir subrayaba la estrategia para avanzar hacia la paz en la región del primer ministro israelí: “Olmert pretende reforzar los moderados que pueden influenciar en el futuro del Medio y el Próximo Oriente”. En Palestina, los personajes políticos que la Comunidad Internacional reconoce como “moderados” giran en torno al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas. Precisamente con él se reunió Ehud Olmert el penúltimo fin de semana de 2006, demostrando que es posible la materialización de la solución que propone Olmert a los palestinos desde que pronunciara su famoso discurso a finales de noviembre en el que “tendió la mano de la paz”. Olmert prometió a Abbas una disminución del número de controles militares israelíes en Cisjordania además del desbloqueo de 100 de los más de 500 millones de dólares que Israel ha cobrado como impuestos palestinos y que no cede a la ANP tal y como le obligan los tratados internacionales firmados por el Estado israelí. Por mucho que estas medidas hayan tenido más que ver con un “show”, como calificó el encuentro Olmert-Abbas el politólogo israelí, Menahem Klein, Olmert no ha cejado en su empeño por reforzar la figura política de Abbas. Así, la semana pasada Israel autorizó la recepción de 2.000 fusiles de asalto y munición originaria de países árabes destinados a reforzar a las Fuerzas de Seguridad palestinas fieles al presidente de la ANP. Se trató de “un suministro que sirve para consolidar los elementos de la paz en detrimento de las fuerzas de la oscuridad que amenazan el futuro de Oriente Próximo”, según declaró Amos Guilad, director del Gabinete del ministro de Defensa, Amir Peretz. La alegoría de Guilad, en la que el partido de Abbas, Fatah, se convierte “el elemento de la Paz” y el partido gubernamental, Hamas, pasa a ser una “la fuerza de la oscuridad” parte del análisis falaz según el cual el conflicto israelo-palestino está amenazado exclusivamente por las tensiones existentes entre militantes de ambos partidos palestinos. Al contrario, el conflicto entre israelíes y palestinos parte de la inexistencia de un Estado palestino y de la ocupación israelí del suelo que debiera ser gestionado por una administración estatal palestina que todavía está por formar. Es por ello que sólo puede ser negativa la influencia que puede ejercer Israel sobre el Medio y el Próximo Oriente cuando Amir Peretz dio, como hizo el martes pasado, su luz verde al proyecto que permitirá rehabilitar una antigua colonia situada al norte del valle de Jordán. En Maskiot, el nombre de la nueva colonia, se construirán 30 casas que estarán al servicio de 20 familias que fueron desalojadas de Shirat Hayam, el asentamiento en que vivían situado en la Franja de Gaza hasta el momento de “la desconexión” israelí de ese territorio palestino a finales del verano de 2005. La noticia referida a Maskiot no es nueva. En realidad, como señalaba el último editorial de 2006 del diario israelí Haaretz, en Israel, “no pasa una semana sin que una nueva revelación, cada vez más sensacional y repugnante que su antecesora, dé cuenta de la orgía constructora de asentamientos en Cisjordania, en una descarada violación de la ley y en plena contradicción con la política oficial del Gobierno”.