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RELIGIÓN

El Papa llama a la paz y al diálogo en su discurso de Navidad

Por Elena R. BlázquezTiempo de lectura2 min
Sociedad25-12-2006

A través del recuerdo de cada uno de sus viajes, Benedicto XVI ha repasado los problemas más importantes de la religión en la sociedad contemporánea: el entendimiento entre culturas, el matrimonio y la familia, el diálogo entre razón y fe, y la búsqueda de la paz.

La guerra cerca de Tierra Santa es una de las preocupaciones que expresó Benedicto XVI ante la Curia Vaticana en su tradicional encuentro con motivo de la Navidad, el pasado día 22 de diciembre. Asimismo, el Santo Padre repasó sus viajes apostólicos. En Polonia recordó con gratitud a su antecesor, Juan Pablo II, por su fe inquebrantable. En Valencia abordó los temas de la familia y el matrimonio, y el problema de que Europa, aparentemente, no quiere tener hijos. Aunque reconoció la dificultad que existe en la educación de un hijo, a la hora de transmitirle normas pero respetando su libertad. También manifestó su preocupación por la nueva forma jurídica de las uniones de las parejas de hecho. Alemania fue el destino que eligió para recordar a Occidente que no se olvide de Dios y para aclarar el fundamento del sacerdocio y el celibato. Reconoció que éste podría confundirse con "una forma de egoísmo que ahorra los sacrificios y fatigas que conllevan la aceptación y el soportarse mutuamente del matrimonio", pero que en realidad es un testimonio de fe. También en este país abordó el tema del diálogo entre fe y razón, y recordó su encuentro con Jürgen Habermas. El filósofo reivindicó el papel de la religión en la sociedad libre junto a un laicismo sano y moderado, y propuso la "secularización como doble proceso de aprendizaje, que se despliega a ambos lados, tanto creyentes como no creyentes". Por su parte, el entonces Cardenal Ratzinger denunció las patologías de la razón -como la bomba atómica y la utilización de los seres humanos en la experimentación científica- y también las patologías de la fe -los asesinatos en nombre de la religión-, para las que la razón es un órgano de control. Ya como Benedicto XVI, remarcó que el progreso del pensamiento se convierte en amenaza para la persona y el mundo. Turquía ofreció al Sumo Pontífice la oportunidad de manifestar su respeto por la religión islámica y recordó que el diálogo entre cristianos y musulmanes debe encontrar "soluciones justas". También expresó su "unidad profunda en la fe" con el Patriarca ecuménico Bartolomé I. La llamada a la paz puso final al extenso discurso del Papa, en el que recordó que sólo puede alcanzarse desde el interior, y por supuesto, no desde la violencia, "pues acarrea sólo nueva violencia".