ARTE
La infanta Margarita ya no tiene quién la pinte
Por María Ayuda2 min
Cultura31-12-2006
Cuando Felipe IV encargó a Velázquez el retrato de su hija Margarita, el monarca no dudó de la calidad del retrato, ni tampoco de que hubiera sido ejecutado por el propio autor. Sin embargo, bastan unos siglos más para que las dudas comiencen a surgir.
El traslado de la citada obra, habitualmente expuesta en el museo Louvre, al Gran museo de Atlanta ha hecho que todas las miradas se vuelvan a centrar en este cuadro. Y de tanto mirar y mirar, al final parece que ha surgido la duda. ¿Fue realmente Velázquez el autor del retrato de la Infanta Margarita? La respuesta para Vicent Noce, periodista del diario francés Liberation es clara. Según Noce, "el Velázquez expuesto en Atlanta era hasta ahora considerado una copia de taller". Así lo publicaba hace apenas un mes cuando saltó la polémica. Ahora vuelve a la carga en un intento de reafirmarse: "El hecho es que los reconocidos especialistas como López Rey o Javier Portus consideran que este retrato es una pintura de taller", explica Noce. Además, el periodista defiende que en el catálogo de la colección española de 2002 se decía que el busto se había copiado del retrato de la infanta que había hecho Velázquez para el emperador de Austria, y que el genial artista debió haber intervenido para pintar únicamente la cara. Como último argumento, Noce alude al hecho de que un antiguo presidente del Louvre, Pierre Rosenberg, que trabajó previamente 32 años en el departamento de pinturas, había declarado que la ausencia de Velázquez era "el agujero más cruel" del gran museo francés. Mientras, desde el otro lado, concretamente desde el museo Louvre, defienden la autenticidad del retrato. Didier Sélès, actual administrador general del museo francés, ha hecho pública una carta en la que responde contundente a aquellos que cuestionan la autenticidad de la obra: "el cuadro está reconocido como un original y evidentemente se expone como tal", reclamaba Sélès. La carta reconoce también cierta arbitrariedad en las afirmaciones del periodista francés: "Es aventurado únicamente sobre la base de tres breves citas, relegar al estatuto de simple copia esta obra considerada desde su llegada al Louvre en 1654 un original del artista y confirmada en este estatuto por decenas de historiadores del arte desde entonces". "Más allá de los debates -concluye Sélès- La infanta Margarita es un cuadro cuya historia se confunde con la misma historia del arte."