POLÍTICA LINGÜÍSTICA
La lengua zancadillea al PSOE en Cataluña y Galicia
Por Enrique García García2 min
España29-12-2006
La política lingüística se convierte, nuevamente, en motivo de conflicto político. Las diferencias de criterio, a menudo excesivamente distanciadas, enfrentan a los partidos nacionalistas en Cataluña y Galicia con el resto de formaciones políticas.
El caso más reciente se ha dado en la comunidad gallega, donde el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) que gobierna en coalición con el PSOE, ha anunciado desde sus responsabilidades en política lingüística, que se sancionará con importantes multas económicas a los profesores de las instituciones de enseñanza locales que no presenten sus programas en gallego. El Gobierno autonómico se basa para exigencia en un decreto, obra del anterior Ejecutivo del PP en el que se establece que el gallego debe ser la única lengua utilizada en las relaciones internas de las Administraciones territoriales y locales. No obstante, del mismo modo, el Estatuto gallego determina que “los poderes públicos de Galicia garantizarán el uso normal de los dos idiomas”. Pese a todo, Muchos de los profesores afectados ya han recurrido a expertos en la lengua cooficial para redactar sus programas, mientras que otros han preferido acudir a la Justicia para denunciar esta situación. Esta es una postura que, por su carácter extremo, disgusta sumamente al Partido Popular (PP) en la oposición, y pone en un aprieto político la los socialistas, parte mayoritaria del Gobierno autonómico. Similar situación, la que se vive en Cataluña, donde un reeditado tripartito, que pretendía convertirse en un gobierno de gestión, alejado de las furibundas polémicas de la era Maragall, ha visto como las presiones de Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC) se dirigen ahora a explotar los párrafos del nuevo estatuto con el fin de reducir las horas lectivas de castellano en las escuelas. Para el PSOE, de nuevo el principal partido dentro del tripartito, esto significa más polémica y más problemas, habida cuenta del revuelo que ya levantó en su día la aprobación del texto en el que ahora se amparan los nacionalistas. Al fin y al cabo, cuando el ex-ministro de Industria, José Montilla, llegó al poder en Cataluña, muchos de los cambios que efectuó en la distribución del tripartito tuvieron como objetivo alejar a ERC de las áreas donde podía levantar polémica, poniendo en su lugar a personas de confianza del PSOE o a los más discretos miembros de Iniciativa Per Catalunya-Verts.