ÁFRICA
Somalia y Etiopía, al borde la guerra
Por J. F. Lamata Molina
3 min
Internacional30-12-2006
La influencia de Al Qaeda ya planeó claramente por el norte de África con las matanzas de Kenia y Tanzania de 1998 (las que hicieron saltar a la fama a Bin Laden). Probablemente es Somalia y su guerra civil donde en la actualidad se sitúa el epicentro del integrismo radical en el continente africano.
El conflicto se inició realmente el pasado 1 de diciembre cuando el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, que en la práctica gobierna el país con poderes dictatoriales llego a asegurar que se declaraba “en guerra de hecho” con Somalia. Sin embargo, poco después rectificaba debido a la presión de la Administración de la ONU en Somalia. La amenaza se producía después de un atentado islamista que se había llevado por delante a 10 soldados etíopes. Hay que entender que al declarar la guerra a Somalia, Meles Zenawi se refiere a los islamitas fanáticos a cuyo frente se encuentra una rocambolesca institución: la Unión de Tribunales Islámicos (UTI). Ésta es en la práctica la auténtica institución que gobierna el país, puesto que sus tropas controlan más del 70 por ciento del Estado frente a la insignificante zona que ocupa el autoproclamado “Gobierno de Transición de Somalia” que preside Abdullahi Yusuf y que es el que reconoce la ONU. El 20 de diciembre la situación estallaba por el otro lado y eran los portavoces de la UTI los que anunciaban que declararían la guerra total a Etiopía si todas las tropas del mencionado país no abandonaban los terrenos somalíes que ocupaban. El día 22, los islamistas rectificaron en lo referido a la guerra. Sin embargo, aunque la contienda oficial aún no se ha producido, la violencia entre las distintas tropas y milicias desplegadas en el país es similar a una guerra. La situación del país no tiene nada que envidiar con la actual en Iraq, especialmente por las milicias claramente vinculadas a Al Qaeda (aliadas pero paralelas a los islámicos de la UTI) que intentaron asaltar la sede del Gobierno provisional de Somalia, pero su iniciativa fracasó gracias a los soldados de la ONU, en su mayoría de Estados Unidos. Es inevitable hablar de Somalia sin referirse a la eterna guerra entre Etiopía y Eritrea, que es, de fondo, lo que motiva a los ejércitos de los dos países a intervenir en Somalia. Las tropas eritreas colaboran estrechamente con los islámicos para lograr la dominación del país y fue precisamente eso lo que motivó que las tropas etíopes entraran en el país en auxilio del Gobierno provisional. Reacciones y apoyos exteriores Aparentemente es el débil gobierno de Yusuf el que cuenta con más apoyos (que son precisamente lo único que lo mantienen en el poder): Etiopía, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana. Por su parte, los islamistas de la UTI reciben el apoyo directo de Eritrea y de Sudán. Además, claro está, de todo el movimiento integrista islámico mundial y, lo que es más importante, parecen contar con mayor apoyo popular del pueblo somalí, que ve en los islamistas y su sharia la esperada estabilidad que necesita el país, utilizado como escenario para conflictos externos en el que la población es la que se lleva la peor parte. En un comunicado del Gobierno de transición somalí (teóricamente en nombre de la Unión Africana) se aseguraba que los líderes de la Unión Africana estaban muy preocupados por la situación en Somalia y la consideran como “una enfermedad que ha comenzado en este país y podría extenderse a todo el continente”.