FRANCIA
Clearstream, un ‘asunto de Estado’ a menos de un año de las presidenciales
Por Salva Martínez Más.- PARÍS2 min
Internacional07-05-2006
La industria armamentística francesa estaba de especial enhorabuena en 1991. Ese año Francia vendía seis fragatas a Taiwán por valor de 2,8 millones de dólares. Diez años después, se abrió una investigación judicial en Francia debido a las sospechas de que varias personas podrían haber sido sobornadas a raíz de esa venta.
En el marco de esa investigación se estudia a la sociedad financiera luxemburguesa Clearstream, donde los sobornados podrían tener parte de sus ingresos ilícitos. Por su parte, Imad Lahoud, informático ex presidiario que trabajaba en 2003 para la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE), el espionaje francés, se citó en marzo de ese año con Denis Robert, el autor de dos libros de investigación sobre Clearstream. En esa cita, Robert entregó a Lahoud un listado con datos relativos a las personas que cuentan con capital en Clearstream. Lahoud envió esos listados a sus superiores de la DGSE, que no los tomaron verdaderamente en serio. Aun así, las listas reaparecieron de la mano del general Phillipe Rondot meses después, el 5 de noviembre de 2003, incluyendo a personas no aparecidas antes. Todas eran "clientes" de Clearstream y entre ellas hay citados desde funcionarios, pasando por políticos como los socialistas Laurent Fabius y Dominique Strauss Kahn e industriales del armamento como Philippe Delmas, hasta la modelo Laetitia Casta. La fuente de este segundo listado es, según ha declarado el propio Rondot, el también empresario del armamento y la aeronáutica, Jean Louis Gregorin, vicepresidente del consorcio empresarial EADS. A cerca de esta lista, Rondot, según ha declarado, recibió dos misiones. Por un lado, el 23 de noviembre el Ministerio de Defensa le encargó investigar a los funcionarios presentes en las listas. Por otro lado, el 9 de enero de 2004 y por encargo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rondot tuvo que hacer lo propio con los políticos y aclarar sus conexiones con hombres de negocios, en especial la de Nicolás Sarkozy y el grupo armamentístico Dassault. De resultas, un año después, Rondot informó al Ministerio de Defensa acerca de "sus grandes reservas" sobre la veracidad de las listas que contenían a los políticos y las personalidades del armamento francés. De Villepin, aparentemente al corriente de esta escasa o ninguna credibilidad, no ha zanjado el asunto. Tal vez para dejar que el bulo de las listas acabe afectando a la credibilidad de su principal oponente político Nicolás Sarkozy. Prueba de ello son citas del primer ministro como la que hacía recientemente, Franz-Olivier Giesbert, director del semanario Le Point. Según Giesbert, De Villepin decía en el verano de 2004: "Sarkozy, si los periódicos hacen su trabajo, no sobrevivirá a este affaire". Ahora la investigación podría estar cerca del fin y es De Villepin el principal afectado, incluso cuando la prensa parece realizar bien su trabajo. En una situación de impopularidad difícilmente igualable, sólo 20 por ciento de apoyo según los últimos sondeos de opinión, De Villepin no está en la mejor forma para lanzarse a la carrera de las presidenciales de abril de 2007.