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IRAQ

Cinco iraquíes mueren tras enfrentarse a tropas británicas en Basora

Por Miguel MartorellTiempo de lectura2 min
Internacional07-05-2006

La población iraquí de Basora se enfrentó con las tropas británicas que ocupan la ciudad con piedras y cócteles molotov. Al grito de "¡Victoria para el Ejército Mahdi!" la muchedumbre se abalanzó sobre los soldados desplegados en torno a la zona de un helicóptero británico estrellado. A los cuatro ocupantes del aparato muertos se suman a los otros cinco que produjeron los enfrentamientos.

Pese a que día a día la violencia sacude Iraq de norte a sur, el enfrentamiento entre la población chií de Basora y las tropas británicas que desde hace tres años ocupan la ciudad supone uno de los incidentes más graves que el Ejército de Reino Unido ha tenido que afrontar. En los últimos meses la tensión entre la población y los militares allí destacados ha ido creciendo y los roces son cada vez más frecuentes en la zona. De hecho, el Ejército británico ha tenido altercados incluso con las autoridades locales de Basora. Los incidentes se precipitaron después de que un helicóptero británico fuera derribado sobre la ciudad por un proyectil de la insurgencia. En el lugar donde se estrelló el aparato, cuyos cuatro ocupantes murieron, se arremolinaron rápidamente cientos de iraquíes que celebraron el ataque. Cuando tropas británicas llegaron al lugar para recuperar los restos, se encontró con una multitud enfurecida que comenzó a lanzar piedras y cócteles molotov contra ellas. En una acción "en defensa propia", según el Gobierno de Reino Unido, los soldados abrieron fuego y causaron cinco muertos y más de veinte heridos. Entre los fallecidos por unos enfrentamientos que ponen de manifiesto el hartazgo de la población de Basora ante la ocupación se encuentran dos niños. Tras los incidentes, el Ejército decretó el toque de queda en la ciudad. Continúa la violencia sectaria Mientras, en otras zonas de Iraq, la violencia entre suníes y chiíes y los ataques contra las Fuerzas de Seguridad siguen repitiéndose día a día. En tan sólo dos días, 34 cadáveres maniatados fueron encontrados en Bagdad, la mayoría ejecutados de un tiro y con signos de tortura. Además, en dos ciudades del denominado triángulo suní, Faluya y Ramadi, dos atentados suicidas dejaron 15 civiles muertos. En Ramadi, el ataque lo perpetró un suicida que lanzó su coche bomba contra un convoy de las Fuerzas de Seguridad en el que viajaba el gobernador de la ciudad Maamoun Sami Rachid, que salió ileso. El pasado domingo, un atentado con coche bomba en la ciudad santa de Kerbala causó 22 muertos y más de 50 heridos, mientras que en Bagdad otros dos atentados provocaron otros 11 fallecidos. Ese mismo día, la lista de personas ejecutadas y torturadas incrementó con el hallazgo de 42 cadáveres en las calles de Bagdad. La única noticia positiva que llegó de Iraq fue la liberación de René Braeunlich y Thomas Nitzsche, dos ingenieros alemanes secuestrados el pasado 24 de enero. "Hoy es un buen día", proclamó el ministro del Interior alemán, Frank Walter Steinmeier, tras ser informado de la liberación. Naturales de Leipzig, el secuestro de los dos ingenieros causó conmoción en la ciudad. Ambos fueron enviados por la empresa Cyrotec para la instalación de maquinaria en una fábrica de productos de limpieza. Las Brigadas de Partidarios de la Sunna y el Monoteísmo secuestraron a los ingenieros en enero y amenazaron en varias ocasiones con ejecutarles si Alemania no cerraba su embajada en Iraq.