IRLANDA DEL NORTE
El asesinato de un ex espía británico complica la situación norirlandesa
Por Luis Miguel L. Farraces2 min
Internacional09-04-2006
Pese a que los republicanos irlandeses han negado cualquier implicación en los hechos, la misteriosa muerte del que fuera topo del Gobierno británico durante 20 años en el Sinn Fein, Denis Donaldson, ha reabierto la polémica acerca del verdadero desarme del IRA. El supuesto asesinato de Donaldson ha llegado en momento crítico, justo cuando los gobiernos británico e irlandés tienen sobre la mesa un acuerdo para el restablecimiento de la autonomía del Ulster, en suspensión desde 2002.
Denis Donaldson, que llegó a ser hombre de confianza del líder del Sinn Fein, Gerry Adams y compañero de celda del mítico miembro del IRA Bobby Sands, espió al servicio de los británicos el entramado del nacionalismo irlandés durante 20 años. Fue él mismo quien de motu propio decidió sacar a la luz esta verdad el pasado diciembre tras tres años de despropósito político en el Ulster. Y es que la Policía británica detuvo a Donaldson en 2002 alegando que éste espiaba algunas de sus instituciones a favor del secesionismo norirlandés, tras lo cual Londres suspendió la Asamblea Autónoma del Ulster. La Policía británica desconocía por entonces que Donaldson era un agente doble, por lo que tres años después tuvo que ser puesto en libertad sin dar explicación alguna. Fue entonces cuando Donaldson compareció en una televisión irlandesa explicando lo sucedido y reconociendo para quien había trabajado realmente. Desde diciembre del pasado año, el ex miembro del Sinn Fein y ex espía británico, vivía en un pequeño pueblo de Irlanda después de rechazar la pensión vitalicia de los servicios secretos de Londres, hecho que induce a pensar a algunos que aguardaba estoicamente y arrepentido a su verdugo. La pasada semana Donaldson fue encontrado muerto en su domicilio de un disparo de escopeta en el pecho. Tanto el IRA como el Sinn Fein se apresuraron a desmentir cualquier relación con el asesinato. Pero lo cierto es que pese a todo, la muerte de Donaldson ha hecho un flaco favor a los acuerdos de restablecimiento de la autonomía de Irlanda del Norte que ultiman el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo irlandés, Bertie Ahern. En ellos se recoge que los principales partidos norirlandeses (unionistas y el Sinn Fein) deberán formar un Gobierno de poder compartido antes de noviembre. Si las reticencias a alcanzar acuerdo alguno entre protestantes y católicos eran ya significativas, el asesinato de Donaldson se ha convertido en una coartada adicional para que los unionistas desechen asociarse con los católicos del Sinn Fein para formar un Gobierno provisional. Si ambas fuerzas políticas no logran entenderse, los gobiernos de Londres y Dublín apostaron la pasada semana en una reunión en la localidad norirlandesa de Armagh por seguir administrando directamente la provincia y retirarían las subvenciones a los diputados del Ulster así como a los partidos políticos.