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FÚTBOL

El ‘submarino’ culmina su ‘emersión’

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes05-04-2006

Tras imponerse en el cuerpo a cuerpo a dos clubes con historia como el Glasgow Rangers y el Ínter de Milán, el Arsenal es el penúltimo escollo –y no del todo inaccesible– para que el Villarreal siga tocando techo en Europa. El Milán, en cambio, depara un duelo entre grandes de cuyo vencedor saldrá el favorito para alzarse con la Copa de Europa.

Hace apenas quince años, el Villarreal militaba aún en Tercera División. En dos años, 1992 y 1993, ascendió de Tercera a Segunda División, y tras cinco temporadas llegó a Primera. El equipo castellonense, a partir de 2000, se estabilizó en la máxima categoría y no ha dejado de progresar, hasta ser tercero en 2005 y disputar la fase previa de la Liga de Campeones. Pero la trayectoria del submarino amarillo, aun siendo impresionante, no es una sorpresa. No en vano, ya debutó llegando –al menos– a las semifinales en la Intertoto y la Copa de la UEFA. El fenómeno del Villarreal se explica, principalmente, por la gestión de Fernando Roig –hermano del ex presidente del Valencia Francisco Roig– como presidente. Paso a paso, con el apoyo de una región puntera en la industria cerámica, el acierto en la gestión deportiva, con el paso sucesivo de Víctor Muñoz, Benito Floro y el chileno Manuel Pellegrini –avalado por sus éxitos en River Plate– por el banquillo, y con fichajes destacados en el mercado suramericano, con nombres como Martín Palermo, Luciano Figueroa, Sebastián Battaglia, Guillermo Barros Schelotto, Gonzalo Rodríguez y Juan Pablo Sorín. También destacó el portero José Manuel Reina, tras salir rebotado del Barcelona. Aunque los dos grandes fichajes, sin duda, no son sino el uruguayo Diego Forlán –máximo goleador europeo en 2005, tras llegar cedido del Manchester United– y el argentino Juan Román Riquelme, otro jugador que no cuajó en el Barcelona. Además de su entendimiento, ambos jugadores han dotado –pese a ser muy difíciles de reemplazar– de finura técnica y equilibrio a un equipo trabajador y rocoso, ayudados por un entorno muy tranquilo, sin la exigencia inmediata de resultados. Porque el Villarreal no deja de ser un equipo modesto, e insiste una y otra vez en su discurso. También el Barcelona, tras una época convulsa, vive una etapa de tranquilidad institucional y, tras una temporada muy plácida en la Liga, persigue repetir su mayor éxito, la Copa de Europa que ganó en Wembley en 1992. Además de la multiplicidad de recursos ofensivos, el club azulgrana presume de su buen momento con respecto al Real Madrid, aunque le espera un rival muy complicado, y hasta cierto punto similar en su planteamiento a sí mismo como el Milán, el menos italiano en su juego de los clubes transalpinos.