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IRÁN

Aumenta la ¬tensión nuclear¬ por las posibles sanciones de la ONU

Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional12-03-2006

El doble juego político entre los actores de la crisis nuclear iraní ha provocado que la tensión escale en las altas esferas de la Comunidad Internacional. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha decidido remitir el contencioso iraní al Consejo de Seguridad de la ONU, organismo que podría establecer sanciones a Irán. El programa nuclear iraní recaba sospechas, pero al tiempo puede generar beneficios o pérdidas multimillonarias para las diferentes partes.

El pulso político entre Estados Unidos, la Unión Europea, Irán, China y Rusia ha llegado, finalmente, hasta las altas esferas. Con la decisión del OIEA de enviar el programa nuclear iraní al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la crisis en torno al régimen de los ayatolás da un paso más en la creciente tensión que se percibe entre la Comunidad Internacional. Aunque el presidente del OIEA, el egipcio Mohamed El Baradei, se muestra optimista respecto a una solución dialogada del contencioso, los enfrentamientos entre EE.UU. e Irán son cada vez más duros. El empeño estadounidense por resolver la crisis mediante sanciones del Consejo de Seguridad ha levantado heridas en el Gobierno de Irán. "Estados Unidos tiene los medios para provocar el mal y el sufrimiento, pero ellos también son susceptibles de sentir en sus carnes el dolor”, advirtió el delegado iraní ante el OIEA, Javad Vaïdi, a su homólogo norteamericano. Sin embargo, también aseguró que Irán "no ahorra esfuerzos" para llegar a la "cooperación" que le reclaman EE.UU. y la UE. De hecho, la diplomacia iraní propuso al OIEA una moratoria de dos años en su programa nuclear. A cambio, reclamaba, como parte del "derecho del pueblo iraní" de investigar la energía nuclear, continuar sus actividades en Investigación y Desarrollo a escala limitada en este campo. Pero para EE.UU., Irán trata de maquillar sus verdaderas intenciones: el programa nuclear iraní tiene beneficiosas aplicaciones en el campo civil en materia energética, pero, al mismo tiempo, tiene su vertiente en el campo militar. La posibilidad de que Irán fabrique armamento nuclear ha sido rechazada una y otra vez por su presidente, Mahmud Ahmadineyad, que alude al "tiempo del poder del pueblo" para persistir en sus investigaciones. Intereses y sospechas Las sospechas de Estados Unidos hacia Irán tampoco son en balde. El régimen del ultraconversador Ahmadineyad se ha caracterizado por su incendiada dialéctica y un irregular cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear. Irán continúa rechazando las visitas de control -sin previo aviso- de los técnicos internacionales sus centrales. En torno a la crisis iraní se teje una complicada red de intereses económicos que no se puede soslayar para entender la relevancia de la situación. De los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad que deben pronunciarse sobre el contencioso, Rusia y China, tienen multimillonarios intereses en territorio iraní. En 2005, el 12 por ciento del petróleo chino se importó de Irán y la prensa de Pekín asegura que hay un acuerdo entre ambos países para desarrollar de manera inminente un campo petrolífero. Rusia, por su parte, tiene planes de inversión y construcción de centrales nucleares al sur de Irán. Mientras, para EE.UU., la amenaza iraní de "daño y dolor" es interpretada también en clave económica. La dependencia de crudo externa que sufre la primera potencia mundial obliga a Washington a mantener cierta prudencia en la crisis, a pesar de que su principal intención es impedir que Irán desarrolle su programa nuclear. Los restantes dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Francia y Reino Unido, optan, como el presidente del OIEA, por una resolución dialogada. Por todo ello, y si las tensiones no se acrecientan en los próximos días, es posible que el Consejo de Seguridad de la ONU se limite a instar a Teherán para que frene sus labores con el combustible nuclear y a que coopere con los inspectores, sin establecer un plazo o tomar acciones amenazadoras.