Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

La OMS advierte de que la validez de los antibióticos desaparecerá en cinco años

Por Covadonga de la CuestaTiempo de lectura1 min
Sociedad13-09-2001

Es muy habitual recurrir a la Medicina nada más presentir los síntomas de alguna enfermedad. La automedicación, el consumo extralimitado o innecesario de fármacos y la presión a recetar a la que se ven sometidos muchos médicos por algunos de sus pacientes llevará, según la OMS, a anular los efectos de los antibióticos.

“Es mejor el remedio que la enfermedad”, reza un conocido dicho popular al que habría que añadir “si el uso del remedio es indispensable y racional”. Una utilización excesiva e infundada de los medicamentos crea en el organismo una resistencia a los mismos que acaba con su eficiencia. Si esto sucediese, dentro de cinco años podría no existir remedio alguno capaz de combatir las anomalías humanas. Las enfermedades de transmisión sexual, el sida, la malaria, la meningitis y las infecciones respiratorias o diarréicas toleran cada vez mejor los antibióticos. Además, su utilización en el ámbito agroalimentario ha favorecido esa resistencia. Con la finalidad de evitar estas consecuencias futuras, la OMS ha difundido una campaña mundial de información. Un caso clarividente es el del tratamiento de la malaria. Ésta, inmune a dos de los medicamentos con mayor validez, exige procedimientos cien veces más costosos que los empleados habitualmente, mientras que en algunos casos, los fármacos son inservibles. Tres son las directrices recomendadas por la OMS a las naciones industrializadas (donde el problema hace acto de presencia) para evitar un consumo abusivo: eliminar la automedicación, recetar exclusivamente lo necesario y acabar con la presión del paciente al doctor para obtener un antibiótico. La acción combinada de doctores, pacientes, administración y autoridades sanitarias beneficiará a las generaciones futuras y reducirá las inversiones de los laboratorios en investigación y desarrollo farmacológico. Ese gasto supuso en los últimos cinco años más de 17.000 millones de dólares (18.578 millones de euros; unos tres billones de pesetas).