Dos nuevas detenciones reabren las dudas sobre el 11-M
Por Alejandro Requeijo
2 min
España11-12-2004
Parecía que la operación policial en torno a los atentados del 11-M no tenía mucho más que aportar. La extradición a España de El Egipcio, presunto líder intelectual del ataque, parecía poner fin a la oleada de detenciones que se vienen produciendo durante los últimos meses. Sin embargo, dos nuevos arrestos han abierto aún más las incógnitas sobre lo sucedido aquellos días.
Un ciudadano sirio y otro egipcio eran detenidos en la localidad guipuzcoana de Irún por su presunta relación con el comando terrorista que perpetró los atentados del 11-M. Tres días después, el primero de ellos ingresaba en prisión mientras que su socio egipcio quedaba en libertad. Fue una operación llevada a cabo por los agentes de la Comisaria General de Información. Las investigaciones efectuadas daban razones para creer que estos dos individuos de raza árabe guardaban relación real con algunos integrantes del comando que se suicidó en el piso del barrio madrileño de Leganés. La policía intensificó su trabajo en busca de pruebas después de que el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenase una investigación sobre el suceso. Al parecer, el sirio de 28 años, Adnan Waki, compartió piso en Madrid con El Egipcio y El Tunecino. Lo hizo hasta el 24 de enero de 2003, es decir un año y dos meses antes de los atentados. Después, se trasladó al País Vasco. Allí montó una carnicería con el otro sospechoso que finalmente ha quedado en libertad, el egipcio Ahmed Ibrahim Kassem. Pero la relación entre Waki y los terroristas no se limita a aquel piso madrileño. Meses después volvió a contactar con ellos. Ésta es la conclusión que se extrae a partir de un teléfono móvil encontrado entre las ruinas del edificio de Leganés. En el interior del aparato había una tarjeta que estaba a nombre del joven sirio. Así se ha sabido después de encontrar, en su domicilio de Irún, una factura de recarga a su nombre de esa misma tarjeta. Waki solía utilizar esa tarjeta habitualmente y la última vez que lo hizo fue dos meses y medio antes de los atentados. El caso es que esa misma tarjeta también fue utilizada por tres de los miembros del comando suicida -El Tunecino entre ellos- para realizar varias llamadas. Éstas son sólo algunas de las pruebas que le relacionan directamente con los terroristas que pusieron las bombas en los trenes del corredor del Henares. Por ello, tras cuatro horas de interrogatorio, el Juez del Olmo ordenó su ingreso en prisión. En cambio, su colega egipcio queda en libertad al no existir pruebas suficientes que le relacionen con la trama. Con estas detenciones, ya son 61 los sospechosos que han comparecido ante el juez Del Olmo. De todos ellos, 20 han ingresado en prisión, incluido Waki, acusados de participar en el atentado que acabó con la vida de 192 personas.