EE.UU.
Bush refuerza la línea dura con cambios en su Gabinete
Por Susana Mendoza1 min
Internacional05-12-2004
El comienzo de la segunda legislatura de Bush ha sido lo que se podría decir movido; el secretario de Salud y Servicios Sociales y el embajador de EE.UU. ante la ONU han dimitido, mientras que los sectores conservadores del Gobierno inician una campaña de acoso y derribo contra el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Casi no ha quedado representación alguna del sector moderado de los republicanos en el Gabinete de George W. Bush. Con la sustitución del secretario de Estado, Colin Powell, perteneciente a los moderados, por Condoleezza Rice, se establecen en el Gobierno estadounidense los llamados halcones de la política, capitaneados por Dick Cheney, vicepresidente. El interrogante para esta nueva legislatura era si Bush seguiría contando con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que dirigió las fuerzas militares en Afganistán e Iraq y un hombre de peso en la política norteamericana; las dudas se disiparon cuando el presidente afirmó que no podían prescindir de un hombre así. De los 15 responsables del Gabinete, ocho han renunciado desde la reelección de Bush, entre ellos el secretario de Salud y Servicios Sociales, Tommy Thompson, y el representante de EE.UU. ante Naciones Unidas, John Danford. Para contraponer el balanceo de su equipo, Bush ha decidido proponer para dirigir la Secretaría de Seguridad Interior a Bernard Kerik, jefe de la Policía de Nueva York durante el 11-S, y considerado casi como un héroe, ya que aquel día todos los ciudadanos norteamericanos le pudieron ver vociferando y movilizando a todas las fuerzas policiales. No es casualidad que con todos estos cambios y la resolución del presidente norteamericano de endurecer aún más su política exterior, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se haya visto envuelto en un escándalo investigado por el Gobierno estadounidense. Según las investigaciones, Annan desvió fondos del programa petróleo por alimentos de la ONU, por lo que piden, y entre ellos el mismo George W. Bush, la dimisión inmediata del secretario general, a lo que Annan ha respondido que investiguen cuanto quieran.