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La última mentira de ETA, de septiembre del 98 a noviembre del 99

Por Cristóbal CabezasTiempo de lectura2 min
España14-11-2004

Parece que fue ayer, pero desde la última tregua de ETA ha pasado un lustro. En aquella ocasión, el Gobierno del PP, con José María Aznar a la cabeza, negoció y aceptó una tregua de la banda terrorista, que sólo sirvió para que ETA se rehiciera.

La pasada semana, Batasuna mandó señales de que, a diferencia de lo que ocurrió con las negociaciones de Argel o las posteriores a la declaración de tregua de 1998 (en la que los interlocutores de los altos cargos gubernamentales fueron los líderes de la banda), serán ellos, los políticos, quienes se conviertan en los hipotéticos portavoces de las conversaciones con el Gobierno para el abandono definitivo de las armas. No obstante, ya tenemos el ejemplo de otra tregua. El Gobierno de José María Aznar oyó las propuestas de ETA a finales de la década de los noventa (desde septiembre de 1998 a noviembre de 1999); y si el alto el fuego unilateral de la banda terrorista fracasó, fue debido a que ningún nacionalista firmante del Acuerdo de Estella pensaba en la paz sino en la supremacía del nacionalismo. La intensa actualidad política de los últimos días ha suscitado las declaraciones de destacados líderes políticos ante la nueva situación que se presenta, María San Gil, Xabier Arzalluz y Odón Elorza, entre otros. La recién elegida presidenta del PP vasco, María San Gil, en una entrevista concedida al periódico ABC, define el momento político vasco como un juego de espejos entre Partido Nacionalista Vasco-Partido Socialista de Euskadi-Partido Socialista (PNV, PSE-PSOE) y Batasuna. Dice San Gil que mientras el PNV mira a Batasuna, el PSOE mira al PNV. Por su parte, en declaraciones a Radio Euskadi, el ex presidente del PNV, Xabier Arzalluz, ha dudado de la eficacia de desarticular la cúpula de ETA, porque, a su juicio, se regenera con más virulencia. Por eso, Arzalluz espera que sea Josu Ternera el que lidere ETA en el futuro. De Batasuna y de Arnaldo Otegi dice que son necesarios aunque no condenen a ETA y deposita en ellos su esperanza. Finalmente, en esta rueda de opiniones, la pasada semana, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y otros dos cargos socialistas pedían el acercamiento de presos etarras -«que responde a criterios humanitarios», dicen los tres postulantes- y la revisión de la ilegalización de Batasuna, con la condición de que la izquierda abertzale apueste por el camino democrático.