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ETA, en un callejón sin salida

Por Noelia Hernández MartínTiempo de lectura1 min
España14-11-2004

Desde que se aprobó la Ley de Partidos hasta las últimas detenciones, la banda terrorista ETA y su brazo político, Batasuna, han pasado dos años negros al filo de la supervivencia. Las actuaciones judiciales y policiales están ganando el pulso que mantienen con ETA.

La Ley de Partidos Políticos y el proceso puesto en marcha el 26 de agosto de 2002, cuando el Congreso instó al Tribunal Supremo a que ilegalizara Batasuna marcaron el principio del fin. El Estado puso en marcha diferentes vías para asfixiar a la banda terrorista. Una de las principales, la financiación de ETA a través de su brazo político, la ilegalizada Batasuna. Las arcas de la banda se vieron afectadas cuando en marzo de 2003, el Tribunal Supremo notificó la sentencia que ilegalizaba a Batasuna, Euskal Herritarrok y HB, y ordena el cese inmediato de sus actividades. De forma paralela, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón decretó la suspensión de sus actividades y el cierre de las sedes de su formación. Una actuación judicial que ha ido siempre en paralelo con las investigaciones policiales. El año pasado ya fue un año negro para ETA. Su aparato militar fue muy dañado con la detención de los principales cabecillas. Nombres con los buscadísimos Ibón Fernández Iradi, Susper o Gorka Palacios irrumpieron en los medios de comunicación como algunos de los etarras detenidos. Una operación contra ETA que continúa y que provocó la detención, hace sólo un mes, del presunto número uno de la banda y jefe de su aparato político, Mikel Antza, y su compañera, Soledad Iparragirre. Diferentes cuerdas que ahogan cada vez más a la banda terrorista ETA.