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IRAQ

Reino Unido apoya a las tropas de EE.UU. en el triángulo suní

Fotografía
Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional24-10-2004

El jueves pasado se puso fin a los titubeos del Gobierno británico sobre la petición del Pentágono. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EE.UU. pedía apoyo debido a “razones operacionales”.

Estas razones han levantado algunas ampollas en el partido gubernamental británico, el Partido Laborista. “¿Por qué con el número de soldados que tienen en suelo iraquí, necesita EE.UU. nuestros soldados?” se preguntaba, un diputado compañero del primer ministro británico, Tony Blair. Lo que se temían este diputado y otros 45 del Labour Party era que la decisión se tomara para hacer un favor al presidente de EE.UU., George W. Bush, antes de las elecciones estadounidenses. Aunque fuera así, la decisión se tomó y se hizo oficial el jueves pasado. Sin embargo, hubo dudas en el equipo de Blair a la hora de declarar. El lunes pasado, el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, dijo que la decisión no estaba tomada. Al día siguiente el ministro de Exteriores decía que rechazar el despliegue sería “imposible”. Hasta que el jueves pasado se dijo “sí” al refuerzo británico. Al parecer, los 500 hombres de la Black Watch, un histórico regimiento escocés que existe desde 1725, y los otros 350 de apoyo logístico son necesarios para “crear las condiciones propicias para la celebración de las elecciones en Iraq”, según explicó Geoff Hoon. Él mismo reconoció que era una decisión “necesaria” y “de riesgo aceptable”. Declaraciones que atenúan la situación real de la zona. En el triángulo suní se registran atentados, combates, bombardeos y demás actos propios de una guerra desde hace un año y medio. Uno de los hechos propios al estado actual del país zarandeó a la opinión pública británica la semana pasada, el secuestro de la británico-iraquí, Margaret Hasan. Sus captores se abalanzaron sobre su coche el pasado martes cuando se dirigía a la oficina de la organización no gubernamental en la que trabajaba en Bagdad. Ese día ya se sabía que el Pentágono había pedido ayuda al Reino Unido. Dos días después se tomó la decisión favorable al apoyo mientras que Care, la ONG para la que trabaja Margaret Hasan, ya había declarado que se retiraba de Iraq. El viernes pasado, en un vídeo difundido por Al Yazira, Hasan decía no querer morir como el otro británico secuestrado y decapitado recientemente, Kenneth Bigley. En el vídeo Margaret decía que su vida dependía de la suspensión o no del despliegue de 850 soldados británicos en Iraq.