TOROS
España exporta la Fiesta a China
Por Almudena Hernández2 min
Espectáculos24-10-2004
La noticia taurina de la semana está en China. En Shangai, para más señas. Un éxito de un torero catalán en la declarada ciudad antitaurina de Barcelona, Sevilla con su Maestranza o una puerta grande en Las Ventas de Madrid parecen no ser noticia para la prensa. Ha habido que exportar la Fiesta a China para que los informativos de televisión diesen unos minutos a los toros.
Menos mal que el futuro al que cada vez más colectivos ponen zancadillas en España ha entrado con éxito en el país más grande del mundo. No se imaginan los que quieren prohibir la emisión de corridas de toros por la tarde que, a este paso, en un puñado de años, uno de cada seis ciudadanos del mundo podría ir a los toros. Dicen que lo de prohibir es por los niños, para no herir su sensibilidad en horario infantil. Quizás no sepan o no quieran saber por comodidad y poca responsabilidad para con sus hijos que a esas horas los niños suelen hacer los deberes o, si son tan pequeños como para no tener que repasar las clases, tendrían que estar jugando. Si algo bueno ha hecho la televisión en los últimos años con televisar corridas de toros ha sido entretener a los mayores, colectivo en el que hay muchísimos aficionados que, de no ser por la pequeña pantalla, no tendrían posibilidad de disfrutar de espectáculos taurinos. Los pobres abuelitos se han alegrado cuando, al poner el parte, han visto a José Ignacio Ramos, Guillermo Albán e Iván García lidiar tres toros de La Soledad el pasado sábado en el Yangpu Stadium de Shanghai (China). Casi con más cuernos que en muchas plazas españolas, también hay que decirlo. Enloquecidos han quedado nuestros mayores, casi tanto como los orientales, que repitieron experiencia el domingo, llenando de nuevo las 10.000 localidades del aforo del estadio. La lidia, como se hace en Portugal o cuando se indultan en España a los mejores toros, no ha culminado con la muerte del animal, sino con una simulación de la suerte con una banderilla. Por el contrario, las reses sí que han sido picadas y banderilleadas como es costumbre en España. El público premió a los diestros con la vuelta al ruedo y, al término de ambos festejos, abandonaron el estadio en hombros, rodeados de chinos tan contentos.