IRAQ
Los secuestradores no siempre piden que las tropas abandonen el país
Por Salva Martínez Más 2 min
Internacional19-09-2004
El número de extranjeros que han sido secuestrados en Iraq oscila entre 200 y 300. Pocos acaban como el del jordano liberado el pasado domingo. Este día, el secuestrado fue puesto en libertad gracias a una operación policial.
Una de cal, pero muchas más de arena. En Iraq las noticias de secuestros son más comunes que aquellas que hablan de liberación de personas secuestradas. Por tanto, el caso del jordano Alaa Sabet es casi una anécdota. El domingo pasado se hizo pública la liberación de este rehén gracias a una operación de la Policía iraquí. Pero ese día 12 camioneros turcos fueron presentados como nueva moneda de cambio por el grupo de insurgentes Ansar Al Suna. O la empresa para la que trabajan se marcha de Iraq o matan a los empleados secuestrados. Éste fue el final que encontraron los tres kurdos del Partido Democrático del Kurdistán, PDK, a finales de la semana pasada. La tarea de estos kurdos era colaborar con la administración del premier iraquí, Iyad Alaui. El asesinato también podría ser la suerte de los dos estadounidenses y el británico que la Brigada Salafista Abu Baker al Sedik secuestró el jueves pasado. La Brigada Salafista Abu Baker al Sedik podría estar relacionado con el representante de Al Qaeda en Iraq, Monoteísmo y Guerra Santa. Los secuestradores han puesto como condición para que estos occidentales sean liberados: que las mujeres que se encuentran presas en Abu Ghraib y Um Qasar dejen de estarlo. A estos recientes casos se suman otros como el de los periodistas franceses retenidos por el denominado Ejército Islámico en Irak; y el de las cooperantes italianas de una ONG. En todos los casos, aparecen como protagonistas grupos que secuestran para solicitar determinadas actuaciones políticas. Grupos que recuerda mucho a los protagonistas de la Guerra civil del Líbano durante los años ochenta. Por esto los hay que hablan de un Iraq “libanizado”. A pesar de la inestabilidad política y económica que imprime este adjetivo, y a pesar de la evidencia caótica que es la realidad iraquí, el presidente de EE.UU., George W. Bush, habló la semana pasada de un Iraq “dónde la libertad está en marcha”.