ANÁLISIS DE LA SEMANA
Dos rombos
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad19-09-2004
El sexo ha pasado de ser un tabú a convertirse en el epicentro de las conversaciones cotidianas: en el trabajo, en la televisión, entre amigos, en el hogar, en el colegio... No está mal hablar de sexo. La cuestión es el valor que adquiere en nuestra cultura y el enfoque con el que se aborda el tema. Aunque habría que estudiar caso por caso, todos los días se quedan embarazadas en España 62 niñas. La mitad de ellas abortan. Habría, repito, que analizar cada caso: las causas y el contexto. Pero según están las cosas, los datos huelen a promiscuidad en el ambiente, a todo vale, a yo no sabía lo que estaba haciendo. Muy distinto es lo que ocurre en el Tercer Mundo. El debate del sexo desemboca, inevitablemente, en otro: la maternidad. Aunque este asunto parece importar a menos gente. Sólo hay que ver las cifras. Si a lo primero hay que añadir una buena cucharada de responsabilidad a lo segundo, además, dos dedos de frente y menos picante. Quizás deberíamos hacer la prueba con niños de doce años y hablar de sexo con ellos. Pocos tendrán palabras inocentes. Veremos que ni siquiera se consideran a sí mismos "niños". Incluso, nos sonrojarán. ¿Para qué les sirve perder la inococencia tan pronto? Hay que tener mucho cuidado con los pequeños. Aprenden muy rápido. Y aprenden lo que se les enseña. Hay que tener mucho cuidado con qué se les enseña a los niños: los peligros que deben evitar, el grado de responsabilidad ante el día a día, los valores, las prioridades para su crecimiento y desarrollo. Pero sobre todo, hay que darles buenos ejemplos. Elegirlos bien. Quizás no pueda hablar bien de lo que es el matrimonio quien se separa a los tres meses de dar el sí quiero como no hablará igual de un huracán quien haya perdido su casa por culpa del tornado central como quien se quedó sin televisión por satélite y no pudo ver en Televisión Española un programa con dos rombos.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo