LA IMAGEN DE LA SEMANA
Volver al hogar
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión30-07-2001
¡Ay! quien sufre por volver al hogar y al trabajo pasadas las vacaciones. Su hogar y su trabajo son ruinas. Quien vive en ruinas es porque ha arruinado su hogar. Un marido se queja de que su mujer no hace nada para salvar su matrimonio y, ¿qué hace él? Se queja. La moda de verano-otoño es hablar del síndrome posvacacional. No es un mal síndrome; como muchos otros, tiene un sentido: nace para decir "¡eh, tú! no eres feliz en tu vida y tu trabajo diarios, haz algo por cambiarlo o muere". La depresión es el estado natural de quien vive muerto. Duele ver cómo alguien se agarra a sus ruinas. "Vale, no me gusta, pero ya es tarde para cambiar". "En el fondo no es tan malo". "¿Es que quieres que tire todo por la borda?" ¡Tirar el qué! ¡Si sólo tienes ruinas! El depresivo es capaz de explicarse a sí mismo un amplio número de cosas, pero no es capaz de explicarse ni una sola cosa de un modo amplio. El depresivo se explica todo su mundo, pero no ve que su mundo es mucho más de lo que puede explicarse. Quien tiene síndrome posvacacional, por desgracia, no puede oír el mensaje de su sentir, ni apreciar su sinvivir. Necesita de quien, en la distancia, le abra los ojos o necesita hacer un viaje -alejarse de su circunstancia, ampliar su mundo- para estudiarse como problema, desde fuera. El Principito sólo descubrió su amor por su rosa tras pasar por otros siete planetas. Supo traspasar el superficial descanso y desconexión vacacional y encontrar su quehacer: cuidar a su rosa. Las vacaciones a menudo son una huída de uno, pero deben ser un viaje hacia adentro. "¿Cómo sentirme feliz?" se pregunta quien intenta traspasarse comprando manuales de autoayuda. Ya plantea mal la pregunta: ser feliz no depende de un "cómo sentir" sino de un "qué hacer", un quehacer diario. Haz como cualquier niño albano que regresa a su hogar estos días. Mira con ojos limpios tus ruinas, evalúa los daños y encuentra un sentido, una razón de amor para diseñar los planos de tu nuevos quehaceres y hogar: lugares adonde yo, siempre, quiero volver.