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Mal empezamos

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura3 min
España29-03-2004

Es relativamente sencillo que en un Ejecutivo la mitad de los miembros sean hombres y la mitad, mujeres. Hay algunas que consideran un agravio ocupar un puesto por ser una simple cuota, seguras de que por méritos propios y simplemente por eso podrían acceder a él. En cualquier caso, y al margen de la discusión sobre el paternalismo de las cuotas y la injusticia que genera concebir la igualdad como una simple cuestión numérica, resulta contradictorio apostar por un valor indiscutible como es la mujer y pensar como ministro, ni más ni menos que del pretenciosísimo nuevo ministerio de Trabajo, Seguridad Social, Juventud, Mujer e Inmigración –incluso Sanidad- al sin duda emérito, admirado y gran orador Jesús Caldera. Pero la que se avecina puede ser tremenda: España puede mantener una política económica continuista, pero las promesas de renovación en el estilo de hacer política parecen abocar al país a un caos en cuestiones como la organización territorial, a la pérdida de peso internacional en una Europa ampliada si se renuncia a exigir peso específico y poder. Por no hablar, claro está, de la confusión sin parangón en cuestiones morales si se amplía la ley del aborto y las posibilidades de genocidio impune de inocentes, o si definitivamente nos atrevemos a llamar “matrimonio” y “familia” a una pareja compuesta por dos personas del mismo sexo incapacitadas por la propia naturaleza a cumplir el requisito principal y elemento diferencial de lo que hasta hoy se concebía por matrimonio y familia. En algún medio de comunicación que ha hecho un marcaje sin igual al Gobierno del Partido Popular durante sus ocho años de gestión, se ha llegado a escuchar pocos días después de las elecciones respecto al futuro Gobierno socialista: “Los problemas que se puedan resolver se resolverán, y los que no, como el tema vasco, pues no”. Lástima no haberlo grabado. La primera ya se la ha llevado en la frente el PSOE: la oferta presentada por los socialistas vascos al Partido Nacionalista Vasco para reformar el Estatuto Vasco ha sido rechazada por el partido de Ibarretxe. El combativo Patxi López, defensor del famoso pero indefinible “diálogo” para resolver el mal llamado “problema vasco”, ha hecho unas declaraciones que significan un giro a la derecha para proteger los no frutos que resultarán de la archi alabada política de diálogo de Zapatero. Resulta que Patxi López -toda una vida en el País Vasco y en la política vasca- se cae ahora del guindo: ha calificado la reacción de los nacionalistas vascos de “decepcionante” porque pretenden un diálogo que sólo fructificaría en caso de que “se les de la razón de antemano”. Resulta que Patxi López descubre ahora las verdaderas intenciones del PNV: “No es ganar en autogobierno para resolver los problemas de los ciudadanos”, dice López, “sino satisfacer sus aspiraciones nacionalistas”. Pues claro. Y si usted no lo sabía, y su partido tampoco, mal empezamos. Y si lo sabían y ahora cambian su discurso para justificar un cambio de estrategia, por mucho que sea beneficiosa para toda España, señores, han mentido.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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