ANÁLISIS DE LA SEMANA
Dos
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad13-07-2003
Se han separado en el último momento y la conmoción ha llegado a todos los rincones del mundo ante la maratoniana batalla entre la naturaleza y la ciencia. El perdedor y el fracasado, como siempre, ha sido el hombre, aunque luego surjan las explicaciones, el análisis de los porqués y los paraqués, los debates morales... Han muerto dos personas, dos mujeres. Han muerto ante una mínima esperanza de poder sobrevivir. Vivir es un riesgo. Es un riesgo para los grandes, para los pequeños. La eterna duda, la incertidumbre completa, la búsqueda de sí mismo y de un sitio para sí mismo y para los demás. Para vivir hay que vagar, caer y levantarse, trabajar y realizarse en lo que uno hace. Y arriesgar. Muchos buscan en la ciencia la explicación, el valor y el sentido de la vida o más allá de la estratosfera. Se pasan la vida indagando porque creen, tienen fe en lo que hacen o en el resultado de aquello que saldrá de sus manos. Buscan respuestas y quizás están tan cerca... Ellas estaban juntas desde siempre y sólo ellas saben por qué ahora no lo están y porqué no están. Hace unos días eran dos mujeres condenadas a aguantarse sin verse la cara. Después del fracaso de una operación que ha ocupado millas de espacio informativo en todo el mundo, apenas cuentan. Ya no son ni una, ni dos. No son nada. Quizás son algo, pero distinto. Si lo saben, sólo ellas saben qué ventaja ha tenido la elección del mal menor. La muerte debe ser demasiado grande pues no da la respuesta.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo