ANÁLISIS DE LA SEMANA
Qué es España
Por Amalia Casado2 min
España04-05-2003
Cuando aún resuenan en las calles de Madrid las palabras del Papa, pronunciadas a los cuatro vientos, escuchadas por millones de personas gracias a una cobertura informativa que le ha hecho justicia a esta visita, resulta hasta grotesco hablar de los fallos informáticos denunciados por el fiscal jefe de Madrid en la puesta en marcha de los juicios rápidos. Pero lo que a simple vista son asuntos imposibles de casar, deben ser puestos de la mano. Estamos a una semana de que comience la campaña electoral, una campaña muy peculiar por los acontecimientos que la preceden: una guerra no deseada, una lucha contra ETA en la que ya no es tan fácil para los terroristas burlar la ley obscenamente ante la impotencia de los ciudadanos y los poderes públicos; una campaña protagonizada por los líderes nacionales en sustitución de los locales. El Papa Juan Pablo II ha hablado de paz. Ha puesto el dedo en una llaga abierta al hablar de España como nación -“esta noble y querida nación”- y de “pueblo español” -“La fe cristiana y católica constituye la identidad del pueblo español”-. Se atreve a decir lo que muchos se avergüenzan de pensar y lo que otros niegan desde las posturas nacionalistas exacerbadas con las que pretenden romper esa unidad constitucional, seno de la gran misión de este país que es España “evangelizada y evangelizadora”. No es la intención convertir a Juan Pablo II en un estratega, o en un político más. En efecto, su mensaje es el amor, su mensaje es Cristo y su mensaje va más lejos de la política del día a día. Pero propone criterios para ese quehacer político fundamental en una sociedad, y cuya misión es la de servir a las personas y contribuir a su desarrollo integral. Desde ese criterio de servicio debería enfocarse toda crítica y todo análisis político, también el de cualquier asunto como la puesta en marcha de los juicios rápidos. Porque la política debe contribuir a establecer cauces que permitan algo más que el bienestar de los ciudadanos. Y así >lo decía el Papa: “Con vivo interés sigo siempre las vicisitudes de España. Constato con satisfacción su progreso para el bienestar de todos. El proceso de desarrollo de una nación debe fundamentarse en valores auténticos y permanentes, que buscan el bien de cada persona, sujeto de derechos y deberes, desde el primer instante de su existencia y acogida en la familia, y en las sucesivas etapas de su inserción y participación en la vida social”.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo