EL REDCUADRO
El milagro de Wojtila
Por Antonio Burgos2 min
Opinión04-05-2003
Para milagros, no las probadas virtudes heroicas de esos cinco beatos españoles que estaban en puesto de UEFA y a los que el Papa entregará el título de campeones de santidad no lejos del Santiago Bernabeu. Para milagros prodigiosos, los que ha obrado la guerra contra Irak en la persona del Papa. Ni las santas cruzadas contra el infiel por la conquista del petróleo a lo sagrado de los Santos Lugares obraban estos milagros. Gracias a la guerra y gracias, sobre todo, a la pegatina del "no a la guerra", el Papa ha ganado en España muchos más puntos que en la curia vaticana la causa de canonización de esos beatos proclamados ganadores de la Championlí de la santidad. Siempre se ha dicho que en España éramos más papistas que el Papa. Pero los más papistas que el Papa caían siempre del mismo lado: derecha pura y durísima. Más papistas que el Papa eran los señores de oscuro que pinta Mingote, los fundamentalistas de la moral y las buenas costumbres, los herederos de la CEDA, los adoradores nocturnos, las marías de los sagrarios calvarios y últimamente los numerarios del Opus Dei. El Opus Dei era como un inmenso Manolo el del Bombo aplaudiendo cada jugada del Papa. La guerra que tantas cosas ha cambiado ha trastocado profundamente la sociología de los partidarios del Papa. Al Papa, hasta ahora, solamente lo aplaudían desde la tribuna de preferencia de la derecha cuando avanzaba hacia el área de la sociedad laica con el balón de sus encíclicas, para marcar un gol, ¿qué digo yo?, al divorcio o al aborto. Pero fue llegar la guerra de Irak, decir el Papa lo suyo sobre la paz, como es la obligación que le entra en el sueldo, y la tribuna guardó silencio de derrota, mientras desde el Fondo Sur de la izquierda y el Fondo Norte de la antiglobalización se pusieron como los locos a aplaudir al Papa y a agitar banderas. Republicanas, naturalmente. Y he aquí que aquel santo varón que era vilipendiado, al que llamaban despectivamente por su apellido, Woytila, o en todo caso como al marido de La Polaca, o sea, El Polaco, ha pasado inmediatamente a ser para las izquierdas Su Santidad el Papa Juan Pablo II. Este Papa sí que es un santo, y no la Madre Maravillas, porque hace milagros en vida. Ha hecho el milagro de que Gaspar Llamazares pida para él la Gran Cruz de Isabel la Católica. Y porque Llamazares anda ocupadísimo con la bandera republicana que, si no, hasta era capaz de pedir para Su Santidad ex Wojtila el Toisón de Oro.
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Antonio Burgos
Columnista del diario ABC
Andaluz, sevillano y del Betis
** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor