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APUNTES DE BANQUILLO

El manual de Del Bosque

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes12-01-2003

Con Vicente del Bosque, el Real Madrid lleva tiempo ofreciendo una impresión por momentos desconcertante. Un servidor no termina de acostumbrarse a ver al Real Madrid jugando al contragolpe, pero es de ley reconocer el sello que el técnico salmantino le ha dado al equipo blanco: no es fácil inculcar a una serie de jugadores que gustan siempre de atacar, la idea de que dejen el balón a su rival y se dediquen a trabajar sin balón sin perder el orden. No es que Del Bosque se haya vuelto loco y le haya dado por mandar a freír espárragos el estilo centenario del club; antes al contrario, sabe que ampliar los recursos ofensivos que es capaz de poner en práctica el equipo y adquirir la capacidad de poder adaptar el estilo de juego al rival es una manera de enriquecer la calidad técnica de su plantilla y asegurar que en algunos partidos se minimicen los vicios y defectos del Madrid, que los tiene. En Vigo se vieron, sin ir más lejos: los jugadores merengues saben que se encuentran en un momento de forma óptimo y que son capaces de ganar a cualquier equipo que se les ponga por delante. Pero la tendencia a dar un paso atrás y guardar la ropa que muestran cuando se ponen con el marcador a favor se puede convertir en dejadez y en una defensa más blanda de lo que debería ser. Lo que hace Del Bosque es ordenar al equipo, juntar las líneas y dejar que el talento ofensivo de las estrellas salga por sí solo. La capacidad de crear peligro en tres toques queda confiada a la visión de juego y al ritmo adecuado que le da Zinedine Zidane, a la velocidad y habilidad de Ronaldo para buscar espacios –una carencia que acusaba el Madrid contra rivales con buenos delanteros– y a la capacidad de Raúl para facilitar el trabajo a sus compañeros y estar en el lugar oportuno para rematar la jugada. El apoyo puntual de Figo, con su capacidad de desbordar a los defensas rivales, hace muy difícil frenar a tan sólo cuatro jugadores. Del Bosque, además, ha distribuido mejor a los jugadores que en anteriores temporadas: el descanso que la Copa del Rey está permitiendo a las figuras puede ser decisivo en el tramo final de la temporada, cuando aparezca el cansancio y lleguen los partidos a cara de perro. La única duda es que el contragolpe funciona con equipos que no son capaces de plasmar en el marcador las ocasiones de que disponen contra un Real Madrid que trabaja en equipo, está equilibrado y tapa sus carencias. Incluso Flavio parece –por fin– adaptado al doble pivote: ahora bien, habrá que ver el rendimiento de la banda izquierda sin Solari.

Fotografía de Roberto J. Madrigal