SIN ESPINAS
Reyes vagos
Por Javier de la Rosa
1 min
Opinión06-01-2003
Los reyes de 2003 no siguen a la verdadera estrella. Y no pueden verla, porque no miran al cielo más que para reafirmar la falsa fortaleza que le proporciona la partida de sus aviones de combate, o el lanzamiento de sus misiles de destrucción masiva, preventiva o colateral. Aunque no lo digan en público, los reyes de hoy también creen que su poder se lo ha otorgado Dios; más su reducido horizonte les hace convencerse de que serán como él con tan sólo dominar el mundo. Pero ya lo dijo el Rey de Reyes: "mi Reino no es de este mundo". Los reyes de hoy no miran bien al cielo aunque de sus bocas sale continuamente: "Dios bendiga a América" o "Alá nos defienda en la Guerra Santa". Los poderosos de nuestros días no se unen para afrontar el viaje de la humanidad y en vez de traer ofrendas se las disputan. No les basta con ser reyes, quieren ser dioses. Como quiso serlo Satanás. No es para ellos suficiente tener todo el oro, el incienso y la mirra del planeta. Quieren y adoran al demonio negro que todo lo contamina. El petróleo, origen de todas las guerras desde su descubrimiento. Esa es su estrella, un astro que nace de la muerte de la vida, que se oculta en los bajos fondos del planeta y que el hombre podría haber superado ya. En fin, una fuente inagotable de odio que está condenada a agotarse, dejando tras de sí una llama inefable de destrucción. Esa es la estrella que siguen los vagos reyes de hoy. Una estrella que pronto se apagará para siempre, como sus lánguidas hegemonías.
