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APUNTES DE BANQUILLO

Los vencedores del desierto

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes05-01-2003

Los periodistas deportivos hablamos a menudo, aunque casi nunca nos detenemos, en los llamados vencedores morales –o perdedores–. El deporte, por suerte, tiene mil caras: una es la del deportista que cuenta con el apoyo del aficionado para que gane todo lo que se le ponga por delante, y otra, a menudo menos vistosa y menos alegre, la del esforzado atleta que se queda a las puertas del éxito. A los españoles les pasa exactamente eso en la prueba de resistencia por antonomasia. El esfuerzo por lograr la primera victoria en el Dakar es cada año mayor, pero unas veces las averías, otras los despistes, y otras –las menos, por suerte– las caídas, terminan siempre por dejarnos esa sensación de que teníamos el triunfo al alcance de la mano, y ese poso de obligación para seguir intentando luchar por un triunfo que se ha trabajado, pero que no ha podido llegar por un golpe de fortuna. Carlos Mas, Jordi Arcarons, Nani Roma… la lista de aspirantes a la corona del desierto es grande, como también lo es –cada vez más– la lista de empresas y patrocinadores ansiosos de recibir el espaldarazo del triunfo. El trabajo durante el año es clave para poder aspirar al éxito, pero los españoles aún no han llegado a la conclusión de que el mejor banco de pruebas es la competición. Muy pocos, por desgracia, tienen la ocasión de poder competir todo el año en la Copa del Mundo de raids. Centrar los objetivos de un año en una prueba es un vicio ocasional, pues no conviene descuidar a los rivales, que también trabajan lo suyo. Ahora bien, no le quita mérito alguno a ese gran trabajo –en lo mecánico, en la preparación física, en la orientación, en la técnica y la finura en la conducción, etcétera– que supone prepararse para el Dakar, ya sea para ganar o, como hacen muchos, para vivir la experiencia del desierto y poder llegar a la meta. El Dakar, como muchas otras disciplinas, es una competición injusta. Por el simple hecho de obligarse a una disciplina, de convivir, de superarse, todos los que participan son tan vencedores como aquel que se lleva la gloria y los titulares. Por favor, no se olviden. Pero disfruten y gocen, tanto más que de la adrenalina y la competición, de la belleza impagable del Sahara, y de la hospitalidad y sencillez de las gentes del desierto: pocas veces se puede presumir de tanta riqueza con la excusa de una carrera.

Fotografía de Roberto J. Madrigal