ANÁLISIS DE LA SEMANA
La familia, por favor
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad29-12-2002
Muchas de las que viven en las costas gallegas son familias cansadas, sin recursos ahora, con la vista perdida en un horizonte negro. En muchas de ellas la esperanza de un futuro próspero se hundió con el Prestige. En unas pocas quizás se mantenga a flote todavía una pizca de ilusión. Desde hace un mes, todos los días, al final de cada jornada -¡ya un mes!-, padres, madres e hijos regresan tiznados, envueltos en fuel física y moralmente, y agotados. Está siendo una Navidad dura para muchas familias en Galicia. Mientras el Gobierno dice esto no volverá a pasar los gallegos piden medios, comprensión, soluciones, no tanto solidaridad ni regalos para Reyes. Pero el hombre es un animal que tropieza dos veces en la misma piedra, el ser al que la vanidad le pierde, la soberbia le vence, los intereses propios le conquistan hasta creerse el ombligo del mundo y olvidarse de los problemas de los demás. Probablemente, la catástrofe del Prestige se callará en los medios de comunicación cuando estalle una posible guerra en Irak. Otra injusticia. Si en Galicia hay muchas familias destrozadas, un ataque de Estados Unidos a Irak destrozará la de cientos de miles. Si se rompe la familia se rompe el mundo. El día de Navidad el Papa pidió que cesasen los sonidos de los tambores de guerra que quiere escuchar Bush desde hace una temporada para que pudieran escucharse los de los villancicos que recuerdan aquella primera Familia. Pero el hombre es en ocasiones harto testarudo y no quiere aprender de sus propios errores, afrontar los problemas y dificultades y mirar al futuro con serenidad, esperanza y alegría. Hay cosas inexplicables, sobre todo cuando pueden ser de otra manera, una manera mejor para todos. Resulta complicado entender que se utilice el nombre de la institución más vieja del mundo, la familia, para jugar con la ciencia y crear dos personas idénticas, manipuladas desde el principio, condicionadas por un capricho. Tener hijos es mucho más. Pero es la misma historia de siempre con otras circunstancias: las personas que no pueden defenderse son el juguete que esta Navidad van a manosear muchos hombres. Se golpea bajo a la familia, a los pobres y también a los niños, ésa es la realidad.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo