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APUNTES DE BANQUILLO

Fuerzas para continuar

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes29-12-2002

Algún oído melómano y atento ya se habrá dado cuenta para ponerle música a este artículo que cierra el 2002. Pues fíjense, a costa de ser bastante parcial –¿alguno de ustedes cree en la objetividad?–, le encuentro la relación con el deporte. Quiero encontrar otra vez mi verdad, la que un día más me dará fuerzas para continuar… Desde que comencé en esto de La Semana, allá por el verano de 1999, hasta que creí en este proyecto y me dieron la responsabilidad de contribuir a hacerlo crecer, aprendí a tener claro que las fuerzas necesitan de una verdad, de unos principios. Me llego a asustar cuando echo la vista atrás y veo cuánto hemos cambiado. Créanme que dudo: ¿de veras merece la pena apostar por deportes que no interesan más que a unos pocos? A veces, al igual que Marta Sánchez, vivo en recuerdos y siento como un crujido en el alma. No sé cómo caminar… pero la obligación moral con ustedes me devuelve el ánimo. Cuando no tengo claro qué puede resultar de interés como para contar siete noticias cada semana, cuando le da a la actualidad por darnos –también– un respiro, cuando sólo apetece descansar antes de querer gritar: ¡Ayúdame a volver a respirar!, en esos momentos algún lector agradecido valora los desvelos de domingo por ofrecer, junto con ese deporte que pueden consultar en cualquier periódico, unas gotas de comentario y de espacio para los héroes anónimos, exactamente esa clase de personas con la que cualquiera de nosotros, tristes mortales, se identifica en su esfuerzo diario por ser mejor persona, al abrigo –o no, es lo de menos– del ejemplo de Jesús de Nazaret, con unos principios difíciles de vivir, pero siempre válidos. Fe, dedicación, trabajo, constancia… superación. De modo que éste de las navidades, aunque no el único, es un buen momento para avituallar el ánimo y el alma. Y así, quizás muy pronto (...) tendré el coraje de mirar atrás para enfrentarme con mi realidad… La gran familia de amigos que tenemos la suerte de ser en La Semana, el equipo de redactores –también los que fueron y serán–, que sin que ustedes se den cuenta, derrocha ilusión por seguir aprendiendo, y ustedes mismos, que nos permiten soñar hasta el punto de creer que verdaderamente podemos hacer buen periodismo. Ojalá que ustedes tengan también una realidad así: tan amplia como para no dejar nunca la lucha, tan concreta como para poder reconocerla, tan abstracta como para no agobiarse, pero sobre todo, tan humana y sensible que no se confunda con sus propios deseos. Un servidor seguirá intentando cuanto pueda por ayudarles y merecer la felicidad. De momento, deseo que a ustedes no les falte, que no es poco. ¡Gracias!

Fotografía de Roberto J. Madrigal