ROJO SOBRE GRIS
Pintarse de rojo las uñas
Por Amalia Casado
1 min
Opinión01-08-2014
Esta semana me he pintado de rojo las uñas de los pies. Desde hace dos años no me barnizaba las uñas. También he bajado por primera vez a la piscina desde que llegó el verano. Nos hemos sentado, como siempre, en el borde de hormigón, con los pies dentro del agua hasta la mitad de la pantorrilla. Esa imagen de unos pies blanquitos con las uñas rojas dentro de la piscina azul es, definitivamente, uno de los rostros del verano, de las vacaciones, del descanso. Son como amapolas silueteando el cielo de Castilla al borde de sus caminos cuando el trigo comienza a crecer: rojo sobre azul que nace de verde -¿Te traes libro?- le pregunto. -No, que va. Cuando vamos a la piscina, hablamos- me dice. Así que nos hemos sentado, como siempre, al borde de la piscina sobre una toalla naranja en el borde de hormigón. A charlar con los pies en el agua, cerquita del césped. Con mucha crema. A pleno sol. Mi hermana y yo. El sol es medicina. Y la luz. Y el agua. Y el esmalte de uñas. No tienen edad, ni cultura. No hace falta ser rico. En la piscina se resuelve todo porque en eso consiste en gran parte vivir: en contarse la vida; en biencontarse la vida entre amigos y en familia. No importa que sea bajo una encina al borde del camino, junto a un arroyo secreto, en un parque con bocata, a la mesa de una vieja cocina o en la playa al borde del mar. Ponerse bonita y llenarse de tiempo para contarse la vida. Saberse querido. Quererse querido. Querer. Me gusta el verano. Rojo sobre gris.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo