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SIN ESPINAS

Allá ellos

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión07-07-2002

Ojalá los atentados contra la libertad que se producen en toda España por culpa de los intolerantes se quedaran en simples amenazas. Cómo las que ha sufrido la cantante Chenoa para obligarle a desistir en su idea de cantarle a los vitorianos. El altavoz de los cachorrillos de ETA resuena con potencia por la dinamita que sus mayores cargan en los coches bomba. Así, unas simples llamadas son ahora suficientes en el País Vasco y en el resto de España para cambiar los ímpetus de una artista y obtener –de paso- el rédito de la propaganda fascitoide. Lo peor, como siempre, los análisis políticos y el fruto partidista que tratan de sacar los que fomentan debates estériles tales como el del problema vasco. Que es español y que ni va hacia adelante ni hacia atrás. El clima de terror se manifiesta muchas veces en la turbamulta de la fiesta, porque para los enemigos del pueblo no hay mejor acción que la de aguársela a sus vecinos. A los que lo vemos desde lejos, nos sirve para respirar con más intensidad el clima de falta de libertad que se sigue generando. Y que se extiende más allá de los que no comulgan con el credo de los terroristas. Los amenazados están hartos de la falta de apoyo y la falsa solidaridad de los partidos nacionalistas; que se ocultan siempre en la ambigüedad de sus discursos y tratan de tranquilizarnos con el argumento de que los que siembran el terror son una minoría. El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anagasti, dijo que era una "pena" que Chenoa no quisiera ir a Vitoria. Como si a la cantante de Operación Triunfo no le apeteciera ir porque no le gusta el clima de la capital vasca. Señor Anasagasti, que la han amenazado de muerte. También la tranquilizó diciéndole que no tuviera miedo. Algo muy fácil de decir para los dirigentes del PNV cuando sobre ellos no recae la losa de la amenaza constante. Bien que se apresuraron los partidos nacionalistas para protestar cuando el Ayuntamiento decidió suprimir la actuación del grupo aberzale Su Ta Gar y sustituirla por la de Chenoa. Y ahora -ante este atropello- no dicen esta boca es mía. Así es difícil no perder la esperanza. Pero allá ellos.

Fotografía de Javier de la Rosa