ANÁLISIS DE CULTURA
¿Por qué canta el pájaro enjaulado?
Por Marta G. Bruno2 min
Cultura28-05-2014
La urgencia, la audiencia, las prisas, los titulares, las declaraciones, los tiempos. El cúmulo de circunstancias forman un coctel que deja a los periodistas con capacidad de reacción que se adapta al entorno, a las modas. Y en ese ambiente se respira un cúmulo de informaciones esperando calar en el espectador, lector u oyente. Sobre todo en el primero. Y desde hace unos años el debate ha ganado puntos al resto de contenidos informativos. Es barato, crea tendencia y, en teoría, forma al público. Y vistos los resultados, sirve a algunos tertulianos para convertirse en ídolos de masas. Razones no les faltan. Se expresan bien y gozan de rapidez en sus respuestas. Son inteligentes, tanto como el zorro que espera a su presa, estudian sus objetivos, y a veces lo consiguen. Pero el ejemplo a seguir no debería ser un tertuliano de destacado ego, cuyo fin es “ganar”, sea como sea, y (ojalá) por el pueblo. Por encima de la profesionalidad en las tertulias está el callo del pobre, del sufridor de verdad, del que no tiene techo, del que sabe lo que significa no comer. El maltrato, los abusos, la humillación. Ejemplos en este país por desgracia no son minoría. Uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza. Y serán ellos el ejemplo. Sólo los verdaderos líderes saben callar la avaricia y la injusticia. Y luchar contra ellas. A veces los logros se alcanzan, por ellos y por los demás, de forma autobiográfica. Son muchos los ejemplos, pero el sentido del homenaje a los que merecen el reconocimiento me obliga a citar a la activista fallecida Maya Angelou. Sus poemas hablaban de ella y de su sufrimiento, con naturalidad pero profundos, porque el desahogo cura heridas y ayuda a los demás. ¡Cuánta más sangre derramada se evitaría si otras mujeres siguieran su ejemplo! I Know Why the Caged Bird Sings (Sé por qué canta el pájaro enjaulado), decía su obra más reconocida, y lo sabía porque entonces esa democracia que pese a todo hoy SÍ existe, no tenía ni pies ni cabeza para la raza negra. Sin acudir a la universidad la apodaban “doctora”. Se había quitado el traje del odio racista made in Saint Louis, Missouri. “Me creé a mí misma”, decía. Pero lo cierto es que las ideas llegaban solas porque cuando uno lo vive en sus carnes lo desprende por los poros. Sin lecciones moral. Sin populismos descarrilados. Y de pronto un lazo con Martin Luther King, juntos por los derechos civiles. Sin propaganda. Aquí esperamos a alguien así, a ese pájaro enjaulado. Entonces entenderemos por qué canta.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press