CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
"Yo estuve allí"
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión01-07-2002
“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rallos-c brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Danhauser”. Estas palabras que conforman la cumbre de Blade Runner me vinieron a la mente al ver en televisión el anuncio de una conocida agencia de viajes. Seguramente de esta película de culto de Ridley Scott que poco tiene que ver con la novela homónima sacaron la idea del anuncio. Qué pena que éste termina: “Yo estuve allí, de vacaciones”. Pues lo mejor de la película es lo que sigue a esa confesión del antagonista: “Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Después de esas inspiradas palabras, una paloma blanca inicia el vuelo desde su espalda. Frente a él, un Harrison Ford malherido reflexiona: “No sé porqué me salvó la vida. Quizá en esos momentos amaba la vida más de lo que la había amado nunca. No sólo la suya, la vida de todos, mi vida. Todo lo que él quería eran las respuestas que todos buscamos; de dónde vengo, a dónde voy, cuánto tiempo me queda. Todo lo que yo podía hacer era quedarme sentado allí y verlo morir”. Ambos erraron en su última afirmación. Pues la historia del replicante no se perdió en el tiempo y de eso se encargó precisamente Ford, al contarnos la aventura en primera persona. “Contadores de historias”, dicen que somos los periodistas. Pero en esa definición encajan también los novelistas y, de un tiempo a esta parte, no tengo muy claro cuál de las dos profesiones es más amiga de la verdad ni cuál relata los acontecimientos más importantes. Quizá el verdadero periodismo no es más que un género literario con un par de condiciones. La más importante, respetar la verdad de los datos. Y el resto, casi todo, ni es verdad ni es literatura -abundante de ética, estética y poética-. Baste el doble ejemplo del “Yo he visto...”; el original y el adulterado.