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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Humos

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad02-06-2002

Fumar perjudica seriamente la salud –ya se sabe- y el ambiente. Muchos no fumadores se sienten como el bacalao cuando comparten aire con un fumador: ahumados. Están enganchados y su adicción puede más que la salud y el buen ambiente, el del aire limpio y limpias las relaciones con el de al lado, que no se enfadará porque no habrá humo. Los malos humos calientan muchos ambientes. Algunas veces tanto que hasta se hace más insoportable la arrogancia de los fumadores que el olor que desprende la ropa después de abandonar un lugar cerrado en el que había personas fumando. Mas las molestias también salen a la calle. Los científicos tendrían que estudiar el nivel de contaminación de los puros y cigarrillos encendidos en la plaza de toros de Las Ventas durante la Feria de San Isidro. Así luego llega el efecto invernadero, la gente alucina –no hay que olvidar que el tabaco es una droga- y se dan orejas a diestro y siniestro. Los fumadores irresponsables ocasionan otros daños. Muchos de los incendios forestales que llenan la actualidad del verano están originados por una colilla mal apagada en una cuneta. A este paso el avance del desierto en superficies antes pobladas por la vegetación y la falta de lluvias que ocasiona el efecto invernadero va a obligar al hombre a buscar agua en otra parte o a cortar por lo sano. Quizás, lo primero, no fumar. El tabaco también contamina de otra forma: una colilla puede absorber dos litros de agua durante un año. El tabaco envejece, con razón cada vez son más jóvenes los nuevos fumadores, que no se dan cuenta de que en unos años –si llegan a contarlo- podrían parecerse al feto del tigre de Tasmania. Sí, ya saben los no fumadores que hay otras cosas peores en el mundo que afectan a la salud del hombre. Por ejemplo, asuntos como lo de Chernobil son muy fuertes. Hay alguien que ha querido combatir los efectos del escape radiactivo con incienso. Pero los otros humos tienen un remedio distinto: cortar por lo sano.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

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