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SIN CONCESIONES

El milagro del déficit

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión04-03-2013

Cuando llegan las vacas flacas, hay dos opciones: endeudarse más o gastar menos. Las familias y las empresas siempre optan por la segunda. Las administraciones públicas suelen preferir la primera. Curiosa paradoja que refleja la verdadera irresponsabilidad de nuestros gobernantes. Gestionan el dinero de todos de manera distinta al propio. Ahora que tanto escándalo provoca la corrupción, deberíamos convencernos de que el despilfarro público es parecido. En vez de robar dinero de los contribuyentes, se tira a la basura o se reparte entre los amigos mediante subvenciones y contrataciones a dedo. El debate sobre la austeridad tuvo sentido hace un tiempo. Ahora está tan politizado que pocos admiten una reflexión seria sobre la trascendencia del déficit público. Borremos esos prejuicios al menos un instante para analizar la realidad. El hecho es que España acabó el año 2009 con un déficit desbocado del 11,2% y la Unión Europea obligó a Zapatero a aprobar duros recortes. Le forzó a rebajar el déficit al 6% para 2011. Pero él no hizo caso. Se marchó de La Moncloa con un desajuste del 9,5% y dejó la patata caliente al Gobierno de Mariano Rajoy. Un año después, la cifra es del 6,7%. Un milagro de casi tres puntos en plena recesión. Querer es poder. La alternativa a este ejercicio de austeridad no eran las políticas de crecimiento. No, señor. Esas son las que Zapatero aplicó al inicio de la crisis con la devolución de 400 euros, el cheque bebé y el Plan E. Esas son las políticas que precisamente hicieron más hondo el agujero de la deuda y el déficit. La alternativa a la austeridad era el rescate europeo, el mismo rescate que sufrieron Grecia, Portugal e Irlanda y que tanto daño causó a sus ciudadanos. Para evitar el rescate no había y no hay otro camino que reducir el déficit. El Gobierno lo entendió así y también muchas comunidades autónomas. Hay dos regiones que tienen un mérito especial: Castilla-La Mancha y Extremadura. María Dolores de Cospedal ha batido un récord al reducir el déficit del 7,87% al 1,53%. Ha demostrado que es posible ajustar las cuentas cuando uno se lo propone. Nadie lo tenía más difícil que ella y ha cumplido el objetivo. Lo de José Antonio Monago en Extremadura es aún más espectacular. Heredó un déficit del 4,73% y lo ha bajado al 0,69%. Le bastaba quedarse en el 1,5% pero ya tiene hechos los deberes de 2013. Es el alumno aventajado de la clase. Por el contrario, los peores son Andalucía, Cataluña, Valencia y Murcia. Ninguno ha desmontado el chiringuito del clientelismo público y, por eso, incumplen claramente el objetivo. La lección es evidente. La austeridad no está sólo en el recorte de servicios sociales, sino en el ahorro de entidades y privilegios públicos. De esos había muchos en Extremadura y Castilla-La Mancha pero Monago y Cospedal han acabado con ellos. El resto deberían hacer lo mismo.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito