Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

La tradición de la venganza

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión31-03-2002

Semana Santa. 40 días previos de reflexión y 40 procesiones. En apenas 72 horas, martirio, muerte y resurección. Una amalgama de sentimientos y significados que pocos entienden y casi ninguno pone en práctica. A pesar de sus casi dos mil años, la Semana Santa parece hoy en día más un carnaval que el recuerdo de un calvario. Ni siquiera allí donde sus protagonistas escribieron con su propia sangre la Historia persiste el mensaje de Dios, el que sea. La que un día fue la capital de la religión, hoy lo es de las disputas, el rencor y los asesinatos. Jerusalén es la ciudad por excelencia del terrorismo, ya sea islámico o judío. Hay cosas a las que nunca podremos llamar defensa propia. Aunque las bombas las lancen los tanques o caigan de los aviones. Las lágrimas que un buen día derramó María Magdalena en Tierra Santa se repiten cada día en Israel. Lloran madres viudas, hijos huérfanos, padres mutilados y tantos más... todos ellos, víctimas de una guerra declarada sin principio ni final. Me río de quienes hablaban del polvorín de los Balcanes con el conflicto de la antigua Yugoslavia. Lo de Israel es un genocidio recíproco que palestinos y judíos prolongan desde hace décadas. Parece que ni unos ni otros han asimilado en todos estos siglos lo que un buen día les transmitieron sus respectivos dioses. El fanatismo no les ha llevado a ninguna parte. Tan sólo, a odiarse más y a ahondar en la herida heredada durante generaciones. Quienes mueren por la paz y dan su vida en esta guerra son ingenuos. Esta vez, no hay resurección que valga. Oriente Próximo no entiende de semanas santas, de vacaciones, de días litúrgicos y de oraciones. En lugar de procesiones, en Israel desfilan cada día tanques y vehículos blindados. Allí no hay tradiciones que valgan. La tradición más arraigada allí es la venganza. Ariel Sharon ha procurado que así sea y ha hecho honor a quienes, a su llegada al Gobierno, lo compararon con el mismísimo Lucifer. Razón no les faltaba. Persigue a los palestinos y los expulsa de sus propios territorios. Y trata ahora de enterrar en vida al líder de la Autoridad Nacional Palestina. Cosas así sólo las recuerdo de Slobodan Milosevic y de la organización terrorista ETA.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito