Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE LA SEMANA

Virgencita, virgencita

Fotografía

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura2 min
Economía31-03-2002

Como dice la sabiduría popular: “Virgencita, virgencita que me quede como estoy”, porque como asegura Murphy, el de las leyes, “cuando parece que ya nada puede ir peor, todo empeora”. En Argentina no se quieren quedar como están, pero parece que lo más productivo sería estancarse, ya que si se hace algún movimiento siempre se da hacia atrás. Por si no eran suficientes todos los males que aquejan al país y a sus ciudadanos, ahora se le une la escalada de precios provocada por la caída en picado del peso, que alcanzó cotas máximas en su depreciación la semana pasada. Y mientras el país se hunde y mendiga un poco de ayuda, las empresas internacionales con inversiones en Argentina no pueden dejar de mirarse el ombligo y de contabilizar una y otra vez las pérdidas, que no son pérdidas sino menos beneficios, que tendrán que soportar sus arcas. Para llevarle un poco la contraria a Murphy, todos los países de la UE han formado bloque para intentar ir a mejor en el campo de la telefonía móvil. Las tarifas son abusivas, abultadas, excesivas, sobredimensionadas. ¿Nos quedamos como estamos? La respuesta, al menos de los usuarios, es no. ¿Se puede ir a peor? Como poder, se puede, pero la UE también se ha plantado en el no y peleará por unas tarifas más competitivas. Algo que puede cambiar, y que quizá sí lo haga a peor, son las relaciones comerciales entre Estados Unidos y el bloque europeo. El asunto de los aranceles al acero europeo ha tensado los diálogos y las negociaciones. Como Estados Unidos no cede en su postura, la UE ha decidido pagarle con su misma moneda. Así que aranceles para todos. Ni como están, ni a peor. Es el espíritu estadounidense de ir siempre a por más, maximizando beneficios y demostrando dónde está la cuna del capitalismo. Ocurra lo que ocurra, llámese Enron, Andersen o 11-S aquello que ensombrezca el poderío estadounidense, la economía de esa parte del mundo tiene el extraño poder de resurgir una y otra vez. De nuevo sus cifras están alcanzando cotas positivas así que, de momento, no hay murphys ni virgencitas que valgan.

Fotografía de Raquel González