EE.UU.
El informe de la discordia
Por Miguel Martorell
2 min
Internacional09-12-2007
El informe de los servicios secretos norteamericanos genera opiniones antagónicas según quién lo interprete, pero de momento ha servido para que el presidente de EE.UU. George W. Bush, y el iraní, Mahmud Ahmadineyad, mantengan un nuevo desencuentro dialéctico.
“Irán fue, es y será peligroso” si continúa con el enriquecimiento de uranio. La Administración Bush se mantiene en sus trece con Teherán pese al informe y después de haber llegado a vaticinar una III Guerra Mundial o de meses reiterando que “todas las opciones” -incluida la militar- siguen sobre la mesa para detener el programa nuclear iraní. Es más, la Casa Blanca cree que si es cierto que Irán mantiene congelado su programa de construcción de armas nucleares y que sus fines son pacíficos, tal y como ha repetido hasta la saciedad Ahmadineyad, es gracias a la postura diplomática de perfil duro que Washington ha mantenido hacia Teherán. “Creo que el informe es una señal de advertencia porque lo podrían reiniciar. Tuvieron el programa y lo paralizaron”, destacó Bush, que está convencido de que “alguien que en una ocasión anterior ha escondido su programa nuclear lo puede volver a hacer”. Por eso, su opinión y las opciones a tomar “no han cambiado”. El presidente iraní, sin embargo, cree que el informe estadounidense es “una victoria para Irán” y una “decepción para los aliados de los americanos”. Ahmadineyad no ha dudado en aprovechar la coyuntura para anunciar que Teherán prevé la construcción de 50.000 nuevas centrifugadoras para potenciar su capacidad de enriquecimiento de uranio, destinada, reiteró, a fines civiles. Así las cosas, ni las relaciones entre EE.UU. e Irán ni el contencioso nuclear iraní tienen visos de mejorar. Y el presidente de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) Mohamed el Baradei, ya sido demasiado desgastado por la campaña de desprestigio de la diplomacia norteamericana e israelí como para que sus llamadas a seguir la legalidad en todo el proceso -esto es, trabajo y colaboración- surjan algún efecto. De hecho, los dos pesos pesados europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU, Reino Unido y Francia, ya han reiterado que perciben una amenaza en el programa de enriquecimiento de uranio iraní y han abogado por aumentar la presión con nuevas sanciones económicas y diplomáticas contra Teherán. El informe de los servicios de espionaje de EE.UU. no ha hecho más que devolver a Irán al primer plano informativo en un conflicto enquistado desde hace años con uno de los países más importantes a la hora de conseguir la estabilidad en Oriente Próximo.