ANÁLISIS DE DEPORTES
Una de talentosos... y trabajadores
Por Roberto J. Madrigal
2 min
Deportes14-10-2007
Tras el debate sobre la utilidad de convocar a Raúl -de quien soy partidario, aclaro-, acentuado por las bajas por lesión de David Villa y Fernando Torres, resulta que la clave del partido contra Dinamarca estuvo en que Cesc Fábregas, Xavi Hernández y Andrés Iniesta jugasen juntos y dominasen la iniciativa del juego. En cuanto a la jugada del gol de Sergio Ramos, a pesar del revuelo que algunos han querido montar -y si tan mal estábamos antes, que no tanto, ahora tampoco todo serán vino y rosas... seamos moderados-, no es sino el ejemplo de lo que España, con un equipo bien armado, puede hacer. El problema es dar con ese equipo y, sobre todo, que a la hora de la verdad, en los grandes torneos, no dé por pifiarla. No lo hacen, afortunadamente, los pilotos españoles en el Mundial de motociclismo: luego de tomar el relevo de Daniel Pedrosa, Jorge Lorenzo -con Aprilia en lugar de Honda, eso sí- se ha afianzado en el cuarto de litro y, tras él, se adivinan hechuras de nuevo dominador en Álvaro Bautista. Al giempo, A falta de pilotos con motos más competitivas en el MotoGP -y aun así, con resultados muy dignos para Pedrosa-, se empieza a ver que no hay circuitos más gafes que otros, y en Phillip Island se vio que también Héctor Faubel empieza a estar más centrado que el húngaro Gabor Talmacsi. Ahora bien, tiene que refrendarlo en las dos últimas carreras, y ambos pilotos de Jorge Martínez, Aspar, tienen la asignatura pendiente de la sangre fría. También destaca, y mucho, esa medalla de oro -siquiera parcial- que ha conseguido el equipo español de natación sincronizada en el Trofeo Mundial de la FINA. El durísimo trabajo diario de Anna Tarrés con las 11 internacionales -además de Gemma Mengual y Paola Tirados, más conocidas, han estado Andrea Fuentes, Gisela Morón, Irina Rodríguez, Thais Henríquez, Raquel Corral y Alba Cabello, y otras tres chicas más: Ona Carbonell, Cristina Violán y Laura López como suplentes (outsiders)- ha logrado lo que parecía imposible: que el equipo ruso, comandado por las casi perfectas Anastasia Ermakova y Anastasia Davydova, no sea tan inalcanzable como parecía y que las medallas en los Juegos Olímpicos de Pekín sean no sólo un objetivo, sino un objetivo muy fundado, y por qué no, si hay suerte, se pueda cazar una medalla de oro.
