SIN ESPINAS
Debilidad: nuestra fuerza en potencia
Por Javier de la Rosa
2 min
Opinión30-04-2007
¿Quién podría imaginar que una cría recién nacida de león puede llegar a convertirse en un depredador insaciable y en el rey de la jungla? Tan chica, con los ojitos cerrados y sin un pelo que la resguarde de la intemperie. Ese inocente y tierno animalito podrá llegar a desmembrar a un antílope de un sólo mordisco o zarpazo. Pero antes, tendrá que superar muchos obstáculos. Entre ellos, no separarse del lado de la madre para evitar ser atacado por un grupo de hienas o ser devorado por un león adulto. Si obedece a su instinto y no se despista alejándose del lado de la madre, no sólo estará protegido sino que aprenderá de ella a cazar y entre juegos, con sus hermanos, a pelear. Esa dramática lucha que ofrece un mundo “hostil” ayudará al animalito a desarrollar plenamente por necesidad todas sus capacidades; y convertirse así en el penúltimo eslabón de la cadena alimenticia. Sólo hay un animal que le supera: el hombre. Dotado de una extraordinaria racionalidad pero con la misma necesidad de desarrollarse para poder sobrevivir. Ahora bien, ¿se imaginan a un león echándole en cara a Dios su indigencia juvenil? ¿Haber permitido que todo un rey de la selva corriera esos riesgos, ese peligro de muerte? Así se constituye la naturaleza animal desde siempre y por los siglos de los siglos y sin embargo, el rey de la tierra, el hombre, dotado de una razón que le permite someter y dominar el mundo, es el único que se rebela contra Dios por permitir que exista en él un atisbo de debilidad. La realidad nos demuestra que esa fragilidad humana, por muy dura y cruenta que sea, fue, ha sido, es y será el motor de nuestro desarrollo personal y social. Nos permite superar muchas de nuestras carencias y ser conscientes de que siempre hay un más allá mejor. Nos hace realistas, capaces de aceptar nuestra condición limitada para ayudarnos de los demás y juntos paliar nuestra imperfección. ¿Por qué entonces tanta queja y desconsideración ante ese regalo que nos permite dirigir nuestra conciencia hacia nuestro destino? Que nos indica donde está el norte y cual es nuestro horizonte de posibilidades. Nuestra debilidad es pues, nuestra fuerza en potencia; pero necesitamos apercibirnos de ello para saber que a ese motor le hace falta una gasolina especial para ponerse en marcha, encontrar donde repostar y no quedarse nunca completamente seco. ¿Cuál es esa gasolina que nos hace falta y que nos permite superar todas las dificultades? ¿Quién puede surtirnos de ella?
