ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Sed de cordura
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad25-03-2007
Los científicos afirman que en ella está el origen, aunque no el principio. El agua purifica, aunque con exceso puede provocar moho y pudedumbre. Hay quien dice que las guerras del siglo XXI serán por ella. La Organización de las Naciones Unidas, esa institución que suele hacer de Pepito Grillo pero que la gran mayoría de las veces es ignorada, ha aprovechado el Día Mundial del Agua para llamar la atención al mundo. En España, donde ya se están notando las consecuencias del cambio climático, sobre todo en el sur y en la costa levantina, también se ignoran esas recomendaciones, que no son más que unas advertencias basadas en la cordura. Por ejemplo, si estuviera funcionando el trasvase del Ebro quizás estos días de exceso de caudal serviría de esperanza para Murcia y Valencia, donde los agricultores no mirarían con envidia a las comunidades del norte de España donde el temporal ha dejado más precipitaciones. Nunca llueve a gusto de todos, dicen. Es verdad. Pero si además de llover a destiempo, las contadas veces que cae del cielo el agua está sucia, para poco sirve que la primavera sea más blanca que la Navidad y que el agua chorree a cántaros. El agua bentita parece ser la única solución para millones de enfermos de tuberculosis, una enfermedad histórica, de leyendas de antaño, pero que por desidia vuelve a convertirse en epidemia. Pero, como suele ocurrir ante las injusticias de los pobres, el mundo desarrollado y sediento de cordura vierte agua en un barreño, mira a otra parte y, como Pilato, se lava las manos.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo