SIN CONCESIONES
¡Basta ya de patrañas!
Por Pablo A. Iglesias
3 min
Opinión25-03-2007
Primero fue el PCTV. Luego, De Juana Chaos. Ahora es Otegi. He aquí las tres grandes cesiones del Gobierno ante ETA. Son tres pruebas de que Zapatero está pagando un precio político a los terroristas para que dejen de matar. Cada concesión a la banda es un golpe al Estado de Derecho, una falta de respeto a las víctimas, un atentado a la dignidad, un ataque a la democracia y una vulneración de la ley. Permitir que el PCTV se presentara a las elecciones autonómicas vascas de 2005 supuso una humillación democrática porque los terroristas eran equiparados al resto de los partidos y porque conseguían el altavoz parlamentario que necesitaban. Excarcelar a De Juana Chaos constituyó la claudicación a un chantaje planteado en forma de huelga de hambre y significó un trato de favor a un asesino que en absoluto se arrepiente de los crímenes cometidos. El caso de Otegi es todavía peor. Evitar que sea juzgado ridiculiza el sistema legal, quebranta el principio de separación de poderes y subordina erróneamente las actuaciones judiciales a la conveniencia política. Resulta inaudito que el fiscal retirase los cargos contra Otegi cuando el tribunal estaba a punto de declararle culpable. Esta vez, el acusado no tuvo que preguntar aquello de "¿esto lo sabe el fiscal general?" porque Cándido Conde-Pumpido había trasladado muy bien las órdenes del Gobierno. Sorprendidos por la claudicación del representante del Estado, los propios jueces han hecho pública su protesta y han aclarado que había pruebas suficientes para encarcelar a Otegi. Con su negligencia, el fiscal ha echado por tierra seis años de trabajo judicial. Además, ha permitido que el portavoz de ETA se ría de todos los españoles, de los guardias civiles que le detuvieron en su casa y que le llevaron hasta la Audiencia Nacional, del Estado de Derecho, y especialmente de los tres jueces que iban a condenarlo pero vieron cómo Otegi salía por la puerta libre de culpa. Semejante irresponsabilidad no puede quedar impune. El fiscal tendría que estar cesado hace días. Sin embargo, ni sus jefes en la Fiscalía ni el Gobierno van a tomar medidas disciplinarias ante este claro incumplimiento del deber profesional. Zapatero esconde su mano tras hermosas palabras como respeto e independencia. Sin embargo, las huellas del delito sacan a relucir su verdadera culpa. Si no estuviera de acuerdo con el fiscal, el Ministerio de Justicia ya habría tomado cartas en el asunto. Si no lo ha hecho es porque a Zapatero no le conviene que un hombre de paz como Otegi -tal y como le definió- ingrese en prisión en plena negociación con ETA. Nunca en más de treinta años de democracia se han cometido tantos atropellos judiciales. La culpa no es de los magistrados, sino de las decisiones políticas que está tomando el Gobierno. Porque permitir que el PCTV se presentara a las elecciones en 2005 fue una decisión del fiscal general y del ministro de Justicia, ya que ambos se negaron a impugnar la candidatura con la excusa de que no había pruebas. Excarcelar a De Juana Chaos fue una decisión personal de Zapatero en la que nada podían hacer los jueces. Dejar en libertad a Arnaldo Otegi es otro clamoroso error intencionado del fiscal en su connivencia política con el Gobierno. Las pruebas se acumulan cada vez más y todas señalan a Zapatero como responsable. Él puede guardar silencio, eludir explicaciones, arremeter contra la oposición, inventar argumentos repletos de falacias, distraer la atención con frases de revista e incluso enarbolar la bandera de la paz. No importa. Cada vez son menos los que creen sus mentiras y engaños sobre ETA. Zapatero va camino de cargarse el prestigio judicial, la separación de poderes y el respeto a la ley. Es curioso que quien tanto critica al régimen de Franco utilice el Estado de Derecho como un auténtico dictador.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito