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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Aguiluchos no gracias

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España11-03-2007

Que la manifestación del pasado sábado en Madrid fue un éxito ya se ha encargado de demostrarlo el secretario de organización del PSOE, José Blanco, al desempolvar de nuevo a los muertos durante la guerra de Iraq, Los socialistas no han dudado en recurrir a una de sus bazas favoritas como el que se saca un as de la manga cuando la partida se pone fea. Su respuesta denota cierto nerviosismo aparte de evidenciar lo poco que han avanzando unos y otros a la hora de tirarse los trastos a la cabeza. Cuando se cumplen tres años de la matanza que marcó el inicio de la legislatura de Zapatero, el PP sigue cargando sus balas en dirección a ETA mientras el PSOE se aferra en sacar partido del error de las Azores. Pero en la política, como en todo, unas veces se gana y otras se pierde y, de momento, con el Caso de Juana, al PSOE no le va a quedar otra que agachar las orejas y seguir aguantando el chaparrón. Muchas lecturas se pueden hacer pues de la marcha convocada por los populares: mayor asistencia que en ocasiones anteriores, la confirmación de que Rajoy también se puede sentir cómodo detrás de una pancarta, que este Gobierno -como el anterior- tampoco está por la labor de escuchar el clamor de la calle y que el PP no necesita para nada la presencia de símbolos preconstitucionales. Realmente costaba un gran trabajo de agudeza visual, amén de las dosis justas de mala intención, encontrar aguiluchos entre los manifestantes. El PP se esforzó en evitarlos y por ello repartió cientos de banderas constitucionales y orquestó los cánticos para acallar las posibles coplas-bomba de producción casera. Pero el mérito no fue sólo de la organización. Los propios asistentes al acto respondieron con reproches y censuras a los pocos nostálgicos que intentaron colarse en una fiesta a la que hace mucho tiempo que ya no les invita nadie. El tema no es baladí. La derecha puede sentirse bien orgullosa de ello. Con esto el PP no sólo ha conseguido eliminar las acusaciones de compartir cartel con los radicales, sino que corta momentáneamente las alas a un monstruo que sin darse cuenta habían alimentado. Es cierto que la extrema derecha, la de verdad, se había dejado notar en concentraciones anteriores. Tanto las manifestaciones de la AVT como las del PP inconscientemente estaban aglutinado un sector que parecía dormido. Albergando en su seno democrático un fantasma que a la larga podría ser muy difícil de controlar. Los vestigios de aquella España rancia estaban aprovechando la oportunidad que les ofrecía el malestar generado por el Gobierno para promocionarse. Parapetados bajo el ejemplo de otros casos europeos. Una deriva peligrosa tanto para la democracia como para el PP. Esa publicidad gratuita sumada al hastío de la sociedad por la disputa Zapatero-Rajoy podría, en un medio o largo plazo, darle opciones de colarse por la puerta de atrás en unas elecciones. No sería el primer caso. Esto supondría la tumba para el PP que vería surgir una alternativa radical a su política de centro derecha que sin duda le restaría votos. Consciente de ello o no, el PP ha hecho bien en desterrar a esta gentuza antes de que sea demasiado tarde. Igual que el PSOE ha hecho bien en denunciarlo para devolverles de nuevo a sus pintadas, a sus estadios de fútbol y a su violencia callejera como única manera de reivindicar su forma de pensar y de actuar. Enhorabuena y gracias a unos y otros por haber erradicado de nuestra vida política este lamentable elemento de odio y división. Algo es algo.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio