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SER UNIVERSITARIO

Rajoy se hace grande

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura4 min
Opinión11-03-2007

El currículo de Mariano Rajoy como político es envidiable. También lo es por su formación y oposiciones, envidiadas por tantos hombres públicos que trajo el PSOE y que apenas acabaron bachillerato. No obstante, nunca fue el candidato del PP, sino el “sucesor” de Aznar, un sucesor nombrado para los tiempos de paz y que, tras el 11-M, hubo de convertirse en general del centro-derecha. Muchos pensaron que no lo conseguiría y, tal vez de no ser por la patética actuación del PSOE en asuntos de Estado y en política anti-terrorista, tampoco hablaríamos de él ahora. El caso es que a este hombre tranquilo amante de los percebes y de la retórica le ha tocado capitanear, casi por sorpresa, la única causa por la que los españoles, es cierto que en momentos muy puntuales, se han unido sin una sola fisura en Democracia: la condena del terrorismo. La España de los últimos 25 años ni siquiera ha gritado unida un “¡Viva España!” (¡a cuántos escuece aún esa expresión!). Pero la España de los últimos 25 años sí gritó unida el “Libertad, sin ira, libertad” contra el régimen autoritario; y el “Basta ya” contra ETA, especialmente durante los secuestros de Miguel Ángel Blanco y Ortega Lara. Dos gritos que nos hermanan como nunca y que una vez gritamos juntos los ciudadanos y también un buen puñado de partidos políticos capitaneados por el PSOE y el PP. El pasado sábado, víspera del tercer aniversario del 11-M, España volvió a gritar unida. Lo hizo en una de las mayores concentraciones de la Democracia, convocada por el PP, a la que asistieron muchos miembros del PSOE, a la que se sumaron más de 200 asociaciones de ciudadanos, a la que llegaron más de 1000 autobuses -300 más que en la mayor concentración registrada, la venida del Papa a España-. España volvió a gritar unida y bajo una sola bandera -sin enseñas republicanas, sin águilas de San Juan, sin apenas banderas del PP-, pero lideraba un solo partido. Mientras, el PSOE-ficción decía que la manifestación no había tenido apoyos, y los medios de comunicación afines miraban para otro lado. Cuando Rajoy llegó al escenario y empezó su discurso, pudo hacer un discurso partidista. Pudo enumerar todos los errores de Zapatero en todos los ámbitos de su política. Pudo poner el himno del PP. Pudo postular al PP como el partido del pueblo. Pudo insultar a Zapatero. Pudo llamarle asesino. Pudo exigir su dimisión. No hizo nada de eso. Lector, le invito a repasar el discurso, sea usted un buen ciudadano o un simple amante de la retórica -le juro que nada que ver con esas palabras bonitas puestas sin orden ni concierto, que caracterizan los de ZP-. Lo que hizo ´Rajoy fue denunciar los errores del Gobierno en lo concerniente a su política anti-terrorista. Le recordó dónde estuvo España cuando Miguel Ángel Blanco y cuando Ortega Lara y dónde sigue ahora; le insistió una vez más a volver al camino que siempre hemos trazado los españoles en esta lucha. Exigió consenso y si no fuera posible con el PSOE, nos lo pidió a los españoles: “Convoco solemnemente a todos los españoles, a los que les importe España, a poner fin a esta situación. Les convoco a defender la nación española y a sumar esfuerzos para recuperar nuestra autoestima como un pueblo que ha sabido dar ejemplo al mundo con su entereza frente al terrorismo”. Rajoy se sintió responsable de dirigirse, por primera vez y con mayúsculas, a todos los españoles. Habló a todos y cada uno de los ciudadanos de buena voluntad y, tenga o no este discurso réditos en los votos, fue un gran discurso político, pero no un discurso partidario. Rajoy supo estar a la altura. Habló al pueblo, no a los suyos. Pensó en España, no en los suyos. Habló del futuro, no de las próximas elecciones. En definitiva, se comportó como un estadista -¡cuántos paralelismos con el famoso discurso de Churchill del año 40!-, no como un miserable ideólogo. El “sucesor” se ha hecho grande y tiene nombre propio. Le toca no defraudar ni a los suyos ni a todos los ciudadanos que saben mirar más allá de unas siglas. Ahora que ingresa en el club de los grandes, le trataremos por fin como a los anteriores: le estaremos vigilando.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach