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VUELOS DE LA CIA

La Fiscalía de Múnich ordena la detención de 13 agentes de la CIA

Fotografía

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Internacional04-02-2007

La Fiscalía de Múnich ordenó la pasada semana la detención de 13 miembros de la CIA en relación con el secuestro del ciudadano alemán de origen libanés Khaled El Masri. El rapto de Masri, y por tanto la operación de la Justicia alemana, se engloba dentro de la controversia acerca de los vuelos ilegales que supuestamente realizó la CIA en territorio europeo, en los cuales se trasladaban personas sospechosas de pertenecer a grupos terroristas, muchas veces sin cargos firmes contra ellos, a cárceles secretas de Europa del Este.

La Fiscalía de Múnich ha sido la primera en reaccionar a las escalas de los aviones de la CIA en Europa para trasladar detenidos. La Institución ha imputado a 13 agentes, de los cuales tres han sido identificados por la Guardia Civil española según la televisión pública alemana. El resto de los acusados han sido extraídos de una lista de clientes de un hotel de Palma de Mallorca, donde los agentes pasaron la noche antes del secuestro. Los cargos alegados por la Fiscalía son los de secuestro y graves lesiones corporales contra un ciudadano germano. Masri, según su alegato ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno en octubre del año pasado, fue detenido el 31 de diciembre de 2003 en un puesto fronterizo de Macedonia por la Policía del país sin conocer los cargos de los que se le acusaba. Unas semanas después, tras pasar algo menos de un mes en un hotel de Skopje donde miembros de las Fuerzas de Seguridad macedonias intentaron que confesase que había recibido entrenamiento militar en Afganistán por miembros de Al Qaeda, fue entregado a la CIA. Los agentes de la Inteligencia norteamericana trasladaron a Masri, aún sin pruebas contra él, a Kabul. En el trayecto entre Macedonia y Afganistán al parecer Masri fue maniatado, le vendaron los ojos, le vistieron con un chándal y un pañal y fue drogado según su propio testimonio. Así pasó alrededor de 20 horas. Ya en la capital afgana, el detenido fue llevado a un edificio en el que ocupó una celda que se encontraba en paupérrimas condiciones higiénicas. Cada día fue sometido a interrogatorios por parte de varios agentes estadounidenses e incluso un ciudadano alemán no identificado. Ante su situación, Masri inició una huelga de hambre que apenas duró un mes, ya que se le administró alimento por un tubo que comunicaba su nariz con su estómago. Después de su bagaje en el aún misterioso edificio de Kabul, Masri fue trasladado a un Penal donde pasó cerca de cuatro meses y fue torturado. Ante la imposibilidad de probar relación alguna con Al Qaeda, los agentes estadounidenses acabaron por abandonarle en un bosque de Albania el 28 de mayo de 2004. La Justicia alemana continúa estudiando el caso y en diversos países de Europa se están iniciando investigaciones muy similares acerca de los vuelos de la CIA. Pese a la iniciativa germana, resulta prácticamente imposible creer que algún país de la Unión Europea logre poner ante un tribunal a cualquier agente o soldado estadounidense. La experiencia, al menos, con casos como el de la muerte del cámara de televisión José Couso durante la Guerra de Iraq después de que un carro de combate norteamericano disparase contra un hotel lleno de periodistas, así lo confirma.

Fotografía de Luis Miguel L. Farraces