ANÁLISIS DE DEPORTES
Beckham no merecía pagar los ‘platos rotos’
Por Roberto J. Madrigal3 min
Deportes14-01-2007
Parecía imposible hacerlo peor, pero Ramón Calderón lo ha conseguido. El Real Madrid es un equipo con dudas, con un entrenador falto de carácter, autoridad y actitud, con demasiados intereses ventilados en los medios de comunicación y con todas las papeletas para quedarse, por cuarto año consecutivo, sin ganar nada. El caso de David Beckham ha sido especialmente sintomático. Cuando el presidente hablaba de su intención de renovar, el director deportivo del club hacía saltar las dudas en una entrevista a una televisión italiana, hasta el punto de tener que matizar sus declaraciones. La renovación a la baja del inglés, sin embargo, le hizo aceptar una oferta del fútbol estadounidense, pero en ésas Fabio Capello se descolgó al afirmar que Beckham no iba a jugar ni un solo partido más. Una afirmación estúpida a todas luces, porque el Madrid va a seguir pagando un sueldo astronómico a un jugador que no va a querer amortizar en la medida de lo posible. Un jugador que, con todo lo bueno o malo que fuese en lo deportivo –no era tan estrella como Zinedine Zidane, por ejemplo, pero sí se ha esforzado siempre–, ha demostrado siempre una educación y una profesionalidad exquisitas. La política del club para deshacerse de algunos jugadores está siendo, simplemente, nefasta. Filtrar determinadas informaciones interesadas apenas ha servido para devaluar a los que llegaron siendo figuras, como el propio Beckham y como Ronaldo –justo, además, cuando el equipo más acusa la falta de gol–, que tendrán que ser vendidos a precio de saldo. Lo peor es que Capello se parece muy poco al entrenador que llegó una década atrás: se queja de los jugadores, con mayor o menor razón, pero se comporta como ellos: con una abulia impensable. No sólo es que la situación se le haya ido de las manos, sino que insinuar las juergas de algunos jugadores hace poco por mejorar las cosas. Incluso un tipo talentoso como Robinho, que al comienzo de la temporada estaba motivado y se había ganado una oportunidad, está quemado y de vuelta. Ya le pasó en su segunda etapa en el Milán –y no consiguió clasificarlo para las competiciones europeas–, pero entonces había directivos que no estaban dispuestos a concederle cualquier capricho, sino que tenían una visión más amplia del club. ¿Hay alguien motivado en el Madrid? Seguramente no, y tiene toda la pinta de que los resultados –las derrotas– van a seguir siendo la vara de medir del equipo en los próximos meses. Y la medida de apartar a los periodistas de los entrenamientos, salvo los primeros quince minutos, tampoco ayuda en nada. Así que las voces que reclaman la vuelta de tipos como Vicente del Bosque, cuatro años después de que fuese defenestrado, junto con Fernando Hierro, por Florentino Pérez, vuelven a ganar fuerza. El caso es que, tal y como están las cosas, las comparaciones con la sección de baloncesto, con un entrenador sin tanta mano dura y procedente de la cantera, aunque fuese la del Joventut, como es Joan Plaza, son todavía más odiosas. Si cabe. Después de los gestos que el entrenador italiano dedicó a los aficionados, por mucho que se arrepienta, no merece mayor perdón.