ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Perseguir una zanahoria
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad14-01-2007
España está que arde. ¿Cómo puede ser posible disfrutar una tarde primaveral a mediados de enero, si a 50 kilómetros de Madrid el cielo presenta una inmensa franja gris plomiza y los catarros se convierten en eternos por la impureza del aire?. Hasta las rebajas lo han notado: hay muchos abrigos en el almacén ante la ausencia del frío. España se derrite y no precísamente porque muchos españoles se hayan apuntado al gimnasio y suden la camiseta. Salvo la fiebre de los buenos propósitos de enero, el único ejercicio que hacen los españoles tiene lugar un par de veces al año, cuando por múltiples razones o causas deciden manifestarse en una de las múltiples convocatorias que se citan en la capital de España. Pero hasta manifestarse engorda, según podrían recomendarnos en ese nuevo programa de Cuatro, cuyo guión parece estar escrito por la mismísima ministra de Sanidad, Elena Salgado. La buena mujer no se habrá dado cuenta aún que en las manifestaciones, sea quien sea el organziador, el ciudadano de a pie se gana unas pocas calorías, pues se avanza poco y despacio y en la convocatoria contra algo o contra todo, en la misma bolsa del cartelito fotocopiado están incluídos el autobús, el bocata y la coca-cola de turno. Lo que tampoco se le ha ocurrido aún al Gobierno es tomar una medida que le agradaría una inmensidad a la señora Salgado. Así no habría error en los cómputos de los participantes en una manifestación, los cuente el Partido Popular o los cuente el PSOE: que todos y cada uno de los manifestantes pasen por la báscula antes y después de la movilización. Está contenta la ministra de Sanidad por los recientes datos sobre la donación de órganos en España, aunque sean negativos. Pero los muertos que ha evitado el carnet por puntos parece no haberlos impedido en la lista de espera de pacientes que esperan a ser trasplantados. Pero no nos quejemos tanto del Gobierno, que seguramente contempla en su asignatura de Educación para la Ciudadanía eso de dar la vida por otro, cuando hace dos mil años ya lo dijo y lo demostró un tal Jesús, que ahora resulta ser el socialista más socialista de la historia. Si España no se carboniza antes de tanto calor, un día vendrá, nos preguntará por la parábola de los talentos y el maestro nos pondrá las orejas de burro. Para entonces, no nos quedará otra que dar vueltas a la noria bajo un sol infernal en la inútil persecución de una zanahoria.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo